En esta nota deseamos acercarlos a uno de los tantos libros que tiene Frei Montalva en su biblioteca personal: las obras completas del dramaturgo y actor francés, Molière.
Como varios de los libros que están en Casa Museo, no sabemos exactamente cuál es su procedencia. Pero, en este caso, estamos hablando de un clásico de la literatura mundial, del cual hasta el día de hoy se hacen ediciones con las obras teatrales que escribió Molière. Además, el exmandatario era un lector ávido, por lo que no es extraño encontrarnos con este texto siendo parte de su biblioteca.
Las Obras completas de Molière es una edición de 1861 e impresa por la editorial de Firmin Didot Freres, Hijos y Compañía[1]. Forma parte de una colección de la editorial que se llama Grandes Obras Literarias del Siglo XVII, que son recopilaciones tomando en cuenta las ediciones originales de los escritores.
Es un libro de dos tomos, los cuales tienen dos volúmenes cada uno con las 33 piezas teatrales del famoso escritor francés, y además viene con notas y un prefacio de 1682.
El dramaturgo y actor nació bajo el nombre de Jean Baptiste Poquelin en 1622 en París. Gracias a que llegó a una familia culta y adinerada, estudió con los jesuitas y luego terminó una licenciatura en derecho. Pero a sus veintitantos, al heredar el puesto de su padre como tapicero lacayo del rey, conoció a una actriz, lo abandonó todo y fundó su propia compañía de teatro. Y lo hizo bajo el seudónimo de Molière para proteger la honra de su familia y una suerte de cortar lazos definitivos con ellos, ya que en esa época el ser actor era algo mal visto y hasta condenado por la Iglesia Católica.
Su primer intento actoral lo llevó a la ruina y por lo tanto, a la cárcel. Tras esto decidió irse definitivamente de París y durante más de diez años viajó junto a su compañía presentando actos en castillos, mesones[2] y granjas, en ciudades y pueblos, y cobrando “a la gorra”, es decir, por medio de contribuciones que hacía el público luego de cada presentación.
En 1658 Molière logra un acierto que le asegura un bienestar económico, aunque más adelante sabremos que no tranquilidad social: actúa por primera vez frente al Rey Luis XIV. Y desde ahí queda bajo el cuidado del Rey. De hecho, hasta apadrinó al primogénito de Molière que nació en 1664.
Desde ese momento no todo fue éxito. Sí, estaba bajo el cuidado del Rey, sin embargo autoridades, o representantes de la época, se molestaban con las obras que presentaba Molière, ya que los temas que tocaba el dramaturgo, para ellos, era una falta de respeto a la moral.
El tema más importante y que resaltaba Molière en casi todas sus obras era la hipocresía, considerado por él un vicio universal presente en toda la sociedad. Pero el resto de los temas, como la ignorancia, la petulancia, la rigidez, la intolerancia que estaba presente en la casta alta de la sociedad y de quienes ejercían labores como médicos, lograron que estos mismos impidiesen la presentación en las tablas del trabajo de Molière.
En todos estos conflictos el Rey puso la cara para proteger a su artista y lo siguió haciendo hasta el final de la vida de Molière. En 1673, al morir, la Iglesia no quería que el actor francés fuese enterrado en “tierra santa”, porque años atrás lo excomulgaron, pero el Rey vuelve a entregarle su apoyo y termina con una lápida que lo recuerda como un ilustre comediante.
Las obras completas de Molière son parte de esta gran biblioteca de 3.600 volúmenes, y que quienes nos visitan siempre pueden ver a la distancia.
Referencias.
[1] Casa editorial famosa por ser creada por una familia de editores, tipógrafos e impresores, los Didot.
[2] Tipo de hospedaje público, casa en el que se arriendan habitaciones para viajeros, caballerías y carruajes.
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