Objeto del Mes | “We choose to go to the moon…”: 50 años de la llegada a la Luna

1 de julio de 2019

Julio de 1969 difícilmente será olvidado, ni por los registros de la época, ni por quienes tuvieron la fortuna de vivirlo. Las esperanzas de miles de científicos, técnicos, militares, políticos y civiles se posaron sobre las espaldas de los hombres cuya misión cambiaría la historia. El 20 de ese mes, cumplirían el sueño de pisar la Luna por primera vez, bajo la mirada de asombro de millones de personas.

Medio siglo después, les invitamos a rememorar el largo y agridulce camino recorrido para que Neil Armstrong y Edwin “Buzz” Aldrin dieran ese “pequeño paso” que desató la euforia en la Tierra, a 384.400 kilómetros de distancia.

A la conquista del espacio, la última frontera…

El sólo hecho de plantearse la posibilidad de salir de la atmósfera terrestre supone una serie de desafíos en una diversa gama de ámbitos, como lo técnico, lo económico o lo político. Cualquiera que se lo proponga deberá emprender un largo camino antes de alcanzar el objetivo.

Vista de la Tierra desde la órbita lunar, captada por el Apolo 8 (diciembre de 1968). Esta misión pasó Navidad en las cercanías de la Luna, desde donde transmitieron un mensaje de Nochebuena televisado y visto por miles de personas © NASA.

Cuando a fines de la década de 1950 las potencias mundiales se propusieron poner en órbita un satélite artificial con fines científicos, en el contexto del Año Geofísico Internacional (1957-1958), el conocimiento teórico respecto de la fuerza gravitacional terrestre y del movimiento orbital de los cuerpos en el universo era algo manejado y ampliamente estudiado desde que Newton sentara las bases científicas en su obra Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (Principios matemáticos de la filosofía natural) de 1687.[1] Quedaba pendiente entonces resolver cuestiones de tipo tecnológico que permitieran la conquista del espacio.

Para que una nave pueda elevarse lo suficiente como para escapar de la fuerza gravitacional de la Tierra debe alcanzar velocidades por sobre los 28 mil kilómetros por hora, lo que motivó el desarrollo de diversos modelos de cohetes propulsores para dicho objetivo. Pero, además, debe tener el equipamiento adecuado para cumplir las metas de las misiones y una estructura lo suficientemente resistente para soportar altas velocidades, roce, cambios de temperatura y cualquier otro factor que pudiera alterar su forma, peso y funcionamiento. Todos estos elementos determinarán la forma, el volumen de las naves y la carga óptima de combustible, por ejemplo. [2]

Otro elemento importante que las misiones debieron considerar fue el de la elección de la trayectoria óptima, tomando en cuenta días y horarios de lanzamiento para llegar al punto exacto de destino. Esto debido a que un viaje fuera de la atmósfera terrestre conlleva no solo un movimiento ascendente, sino también los de rotación y traslación de nuestro planeta, los cuales inciden directamente en el recorrido de las naves en el espacio, sobre todo cuando el destino es otro planeta o nuestro satélite natural, que tienen su propio movimiento.

Ya en la década de 1960, cuando los programas espaciales contemplaron misiones tripuladas, los desafíos se complejizaron. Había que garantizar el soporte vital de aquellos hombres y mujeres, lo cual se tradujo en nuevo equipamiento para cubrir las necesidades básicas de la tripulación, como oxígeno, alimentación y temperatura; procurar el movimiento y el trabajo al interior o exterior de los módulos y garantizar su retorno sanos y salvos. Además de toda la preparación previa realizada en tierra, en instalaciones especialmente construidas para el acondicionamiento físico y el aprendizaje técnico y científico de los cosmonautas.[3] [4]

Finalmente, pero tanto o más importante que lo anterior, estuvieron todas aquellas políticas de carácter económico, militar, científico y organizacional que se impulsaron con el objetivo de financiar y dar estructura a los diferentes programas espaciales desarrollados por la Unión Soviética y los Estados Unidos. Detrás de cada proyecto, de cada nave lanzada, de cada ser humano en el espacio, hubo miles de millones de dólares y rublos invertidos, cientos de hombres y mujeres involucrados, varios kilómetros cuadrados de infraestructura construidos o acondicionados, además de la creación en 1958 de una de las instituciones más famosas de los Estados Unidos, la NASA.[5] [6]

Guerra Fría en los confines del Universo: La Carrera Espacial

Lanzamiento del Sputnik 1 desde el Cosmódromo de Baikonur. Ex URSS, hoy Kazajistán (4 de octubre de 1957) © Russian Space Web.

Como ya se mencionó, en 1957 se inauguró el Año Geofísico Internacional, una iniciativa impulsada por el Consejo Internacional de Uniones Científicas y que se constituiría como el mayor esfuerzo conjunto de investigación sobre nuestro planeta realizado hasta entonces. Se extendió por 18 meses y contó con la participación de 70 países, los cuales colaboraron con sus investigaciones en diversos campos de la ciencia, siendo temas de especial interés los estudios sobre la Antártica, la atmósfera y por supuesto, el espacio. [7]

“Vivimos en el fondo de un gran océano de aire. No vemos bien el sol ni las estrellas, porque la atmósfera absorbe de su luz una cantidad demasiado considerable que nunca llega hasta nosotros. Los rayos cósmicos y millones de rápidos meteoros sufren en las grandes alturas modificaciones o destrucciones de las que no podemos darnos cuenta por no disponer allí de observatorios.” [8]

Fue precisamente este desconocimiento el que motivó que uno de los primeros objetivos establecidos dentro del Año Geofísico fuera el lanzamiento y posicionamiento en órbita del primer satélite artificial de la Tierra. Hasta septiembre de 1957, este era promocionado por los Estados Unidos como su experimento más ambicioso y uno de sus aportes a la ciencia mundial. Sin embargo, en menos de un mes el entusiasmo daría paso al estupor. [9]

El 4 de octubre del 57, la Unión Soviética puso en órbita el Sputnik I, primer satélite artificial de la Tierra y en un hecho absolutamente inesperado dejó perplejo a los Estados Unidos y expectante a la comunidad internacional por los datos que esta esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro y 84 kilogramos transmitiría a la Tierra durante 22 días, hasta que su fuente de poder se agotó. Después de 92 días en el espacio, el Sputnik I cedió a la fuerza gravitacional de la Tierra, desintegrándose al retornar a la atmósfera en enero del 58.[10] No sin antes haber iniciado uno de los fenómenos más simbólicos de la Guerra Fría, la Carrera Espacial.

Frente a la inesperada conquista soviética, la reacción de Estados Unidos no se hizo esperar. Sin embargo, para hacer frente a este primer triunfo de la potencia oriental, debió replantearse la forma en la que estaba abordando su programa espacial, pues a juicio de algunos académicos, la poca seriedad con que se lo habían tomado los americanos habría sido el elemento que los puso en desventaja. Una vez replanteado el desafío se puso en marcha el primer proyecto espacial exitoso en Occidente, el cual permitiría que, a fines de enero de 1958, el Explorer I se convirtiera en el primer satélite artificial estadounidense.[11] Ese mismo año, el presidente de los Estados Unidos Dwight Eisenhower ordenaría la creación de la NASA, la agencia federal con dedicación exclusiva a la exploración espacial.[12]

El hombre en el espacio

Laika en el habitáculo de la cápsula del Sputnik 2. Junto a otros dos perros callejeros fueron entrenados en las instalaciones soviéticas en Tyuratam para soportar espacios reducidos con el objeto de enviar al primer ser vivo al espacio (noviembre de 1957) © Russian Space Web.

Con el inicio de la década de 1960, los programas espaciales se fijaron nuevos y ambiciosos objetivos. El primero de ellos, llevar humanos al espacio.

Laika y sus refuerzos de misión. Estos tres perros callejeros fueron entrenados para soportar el reducido espacio que habría disponible para uno de ellos en la cápsula del Sputnik 2, sólo Laika completaría finalmente la misión (Baikonur, noviembre de 1957) © Russian Space Web.

Por el lado soviético, las pruebas técnicas para la realización de misiones tripuladas comenzaron dentro del programa Sputnik a fines de la década de 1950, ya que varias misiones incluyeron distintas especies animales y vegetales dentro de las cápsulas con el objetivo de estudiar, primero si es que era factible la sobrevivencia en el espacio, para luego observar el comportamiento y los efectos que pudieran tener en ellos dichos viajes. Algunas de estas experiencias representan amargos y cuestionados episodios de la carrera espacial, siendo uno de los más recordados el de Laika, la pequeña perra callejera honrada por la historia al ser el primer animal en orbitar nuestro planeta, pero que pagó un caro precio por aquellos laureles para la Unión Soviética, siendo sometida a un duro y criticado entrenamiento, además de morir en condiciones poco claras, en una misión donde jamás se contempló su regreso a la Tierra.[13]

Finalizado el programa Sputnik en 1961, el gobierno soviético concentró los esfuerzos en su primer programa espacial tripulado, bautizado Vostok. Este se sustentó en los experimentos de la última fase del programa anterior y logró llevar al espacio seis misiones tripuladas, tres de las cuales dieron importantes triunfos para la URSS en la carrera espacial. La misión Vostok I llevó al primer hombre fuera de la atmósfera terrestre, Yuri Gagarin, en abril de 1961. Poco más de un año después, en agosto de 1962, el programa conseguiría llevar al espacio a la primera misión multiplaza (varios tripulantes), la Vostok III, que además realizaría la primera transmisión en directo desde una cápsula espacial. Finalmente, en junio de 1963, Valentina Tereshkova sería la primera mujer en conquistar el espacio a bordo de la misión Vostok VI.[14]

 

 

“El silencio me impresionó”. Alexei Leonov fue el primer cosmonauta en salir de su nave a espacio abierto y durante apenas 12 minutos realizó la primera “caminata espacial” en marzo del 65. En sus entrevistas recuerda que lo que más le impresionó fue el silencio abrumador del espacio. Leonov a los 80 años © Marco Grob para la revista Time.

Luego del éxito, la Unión Soviética puso en marcha el siguiente proyecto, el Vosjod. Desarrollado entre 1964 y 1965, el programa multiplaza se caracterizó por su avanzada tecnología, la que permitió, por ejemplo, enviar a los tripulantes sin trajes espaciales gracias a su sistema de apoyo vital. Si bien en un principio estaban contempladas seis misiones al espacio, sólo se concretarían dos, no sin anotarse un nuevo triunfo, pues Alexei Leonov, uno de los tripulantes a bordo de Vosjod II, llevó a cabo la proeza del primer paseo espacial en marzo de 1965.[15]

Los 7 de Mercury. De izq. a der., adelante: Walter Schirra, Donald Slayton, John Glenn y Scott Carpenter; atrás: Alan Shepard, Virgil Grissom y Gordon Cooper © NASA.

En el caso de los Estados Unidos, el primer programa que contempló misiones tripuladas al espacio fue el Mercury. Desarrollado entre 1961 y 1963, hizo famosos a los siete astronautas escogidos para las misiones gracias a un mediático tratamiento del programa, convirtiéndose la fotografía grupal de “los siete magníficos” en un verdadero ícono pop de la época. De los siete vuelos programados solo se concretaron seis misiones, de las cuales destacan Mercury 3, 6 y 8. La primera de ellas convirtió a Alan Shepard en el primer estadounidense en el espacio en mayo de 1961. La segunda, en febrero de 1962, llevó a John Glenn a ser el primer astronauta de su país en orbitar la Tierra. Y la tercera, en octubre de ese mismo año, fue el vuelo de mayor altura del programa, además Walter Schirra realizó la primera comunicación por radio en vivo hacia nuestro planeta.[16]

A mediados de la década de 1960 Estados Unidos puso en marcha su segundo programa espacial tripulado, el primero multiplaza, consistente en 10 misiones conocidas con el nombre de Gemini. Estos vuelos espaciales aumentaron su duración para probar la factibilidad de que los astronautas trabajaran y durmieran en el espacio. También se practicaron en ellas los primeros paseos espaciales estadounidenses y se realizaron maniobras de encuentro y acoplamiento de los módulos diseñados para el programa. Por todo lo anterior, el programa Gemini es considerado como la etapa de aprendizaje y experimentación para el siguiente y más ambicioso proyecto planteado hasta ese momento, el Apolo.

Flotando a gravedad cero. Durante 23 minutos y sólo unido a la nave Gemini IV por un “cordón umbilical” y una cuerda de seguridad, Edward White realizó la primera caminata espacial estadounidense en junio del 65 © la NASA.

Dentro de las misiones del programa destacan las Gemini IV, VII y VIII, tanto por su significancia en la carrera espacial, como también porque cada una implicó logros considerables en la exploración del espacio y en la proyección de futuros programas de la NASA.

Gemini IV fue lanzada en junio de 1965 y entre sus dos tripulantes se encontraba Edward White, quien llevó a cabo el primer paseo espacial de un astronauta estadounidense, pero sería también uno de los mártires de la época al morir trágicamente en la misión Apolo 1.

A fines de ese mismo año fue lanzada la nave Gemini VII, la misión más larga del programa con casi 13 días en el espacio y que consiguió realizar con éxito la primera maniobra de acercamiento con otra nave tripulada, la Gemini VI. Para completar las pruebas de acercamiento, en marzo de 1966 se puso en órbita la Gemini VIII, a bordo de la cual iban Neil Armstrong y David Scott, quienes lograron concretar con éxito la maniobra de acercamiento y acoplamiento con una nave no tripulada, pese a sufrir una emergencia que los obligó a volver a Tierra antes de lo previsto.[17]

Así, la segunda mitad de la década evidenciaba un éxito de los Estados Unidos, quienes además daban amplia cobertura mediática a cada misión y parecían acercarse inevitablemente al objetivo de poner un hombre en la Luna, a diferencia de sus competidores soviéticos, que mantuvieron en total hermetismo su programa espacial luego de las misiones del programa Vosjod y sólo en las últimas décadas de la actualidad el gobierno ruso ha liberado información al respecto, conociéndose parcialmente las intenciones y proyectos sin éxito de la URSS por llegar a la Luna con misiones tripuladas.[18]

“We choose to go to the Moon”

Los héroes caídos. De izquierda a derecha: Virgil Grissom, Edward White y Roger Chaffee. La tripulación del Apolo 1 durante las pruebas de entrenamiento en el Centro Espacial Kennedy, en enero del 67. En una de ellas ocurrió la tragedia que los convirtió en los primeros mártires estadounidenses de la carrera espacial © La NASA.

“Nosotros elegimos ir a la luna. Elegimos ir a la luna en esta década y hacer otras cosas, no porque sea fácil, sino porque es difícil (…).”[19]

Con estas palabras, el presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy fijó un plazo para uno de los objetivos más ambiciosos de la época, que un ser humano pisara la Luna. Desafortunadamente Kennedy no pudo ser testigo de la materialización de su anuncio, pero sí logró conseguir el apoyo popular para el Apolo, uno de los programas espaciales tripulados más famosos de la historia.[20]

Anunciado a principios de la década, contempló el vuelo de 17 misiones entre 1967 y 1972, con diferentes objetivos y donde seis de ellas aterrizaron en la Luna, llevando a más de una decena de astronautas al satélite natural de la Tierra. Cada uno de estos hombres fue sometido a un intenso entrenamiento físico y técnico para soportar las extremas condiciones de cada viaje, ser capaces de trabajar en el espacio y enfrentar las posibles complicaciones del vuelo.

El programa estableció el lanzamiento de su primera misión el 21 de febrero de 1967, con una tripulación compuesta por Virgil Grissom, Roger Chaffee y Edward White, este último ya había logrado realizar el primer paseo espacial estadounidense en la misión Gemini IV dos años antes. Todo se estaba preparando para la fecha planificada, incluyendo la publicidad, pero una escalofriante tragedia pondría fin a la misión un mes antes de la esperada hazaña.

El 27 de enero del 67, durante las pruebas de lanzamiento del Apolo I, la cabina se incendió falleciendo los tres astronautas en su interior. Los informes posteriores relatan los estremecedores detalles del momento y dan cuenta de las deficiencias de la nave. Luego de este acontecimiento, las misiones del programa fueron suspendidas hasta no contar con la tecnología que garantizara la supervivencia de la tripulación y la NASA creó un premio para incentivar el desarrollo de mejoras en materia de seguridad, bautizándolo con el nombre de una de las caricaturas más famosas en Estados Unidos y que se transformaría en uno de los íconos del programa: el Premio Snoopy.[21]

Una vez repuestos de la catástrofe y tras superar los cuestionamientos políticos y ciudadanos, la NASA concentró los esfuerzos del programa Apolo en la realización de misiones de prueba para los sistemas de vuelo, por lo cual los viajes de los Apolo 4, 5 y 6 -realizados entre noviembre de 1967 y abril de 1968- fueron no tripulados.

Para la buena suerte. El comandante de la tripulación del Apolo 10, Thomas Stafford, da un pequeño toque a la nariz de Snoopy a modo de cábala para el éxito de la misión mientras caminan junto a John Young y Eugene Cernan rumbo a la zona de lanzamiento. Centro Espacial Kennedy, 18 de mayo de 1969 © NASA.

Más de un año y medio después del fracaso del 67, la NASA envió misiones tripuladas al espacio con la esperanza de retomar el éxito de los programas anteriores. En octubre y diciembre de 1968 fueron puestos en órbita terrestre los Apolo 7 y 8, completando entre ambos más de 400 horas de viaje y donde el Apolo 8 se convirtió en la primera nave tripulada que consiguió alejarse de la órbita terrestre y acercarse a la Luna. Además, ambas misiones estrenaron los trajes espaciales con los que popularmente se asocia a los astronautas del programa.

Tras el éxito de estos viajes, los siguientes dos vuelos continuaron con las pruebas anteriores al anhelado alunizaje. Apolo 9, lanzado en marzo de 1969, tuvo como objetivo el ensayo de las maniobras del módulo lunar tripulado en la órbita terrestre y su acoplamiento con el módulo de mando, además de realizarse la primera salida de un astronauta fuera de un vehículo del programa. Por su parte, Apolo 10 (mayo de 1969) fue la misión encargada de realizar estas mismas pruebas, pero en la órbita de la Luna, completando todas las maniobras necesarias para el objetivo final del programa, excepto el del alunizaje propiamente tal. Así, el módulo lunar bautizado por la tripulación como Snoopy logró acercarse a una distancia de apenas 15 kilómetros de la superficie permitiendo tomar fotografías de los posibles lugares para el descenso.

Con el regreso exitoso del Apolo 10, todo estaba listo y dispuesto para la realización de la más grande hazaña del siglo, llevar un hombre a la Luna. El Apolo 11 se preparaba para cambiar la historia.[22]

“Houston, Tranquility Base here. The Eagle has landed”

“Fue un viaje temerario a otro mundo. Un salto al vacío en un territorio extraterrestre sin atmósfera. Una locura quijotesca a 400.000 kilómetros de distancia. No había precedentes. Ni manera de predecir lo que iba a ocurrir cuando la nave alunizara. Y no había margen para el error. El 16 de julio de 1969, los tripulantes del Apolo 11 sólo sabían con certeza a dónde pretendían llegar, pero tenían muchísimos motivos para preguntarse si volverían a pisar su propio planeta.” [23]

Los elegidos para la hazaña. Los tres tripulantes del Apolo 11 en la fotografía oficial difundida por la agencia espacial estadounidense. De izquierda a derecha: Neil Armstrong, Michael Collins y Edwin Aldrin © NASA.

La misión más exitosa y recordada del programa tuvo como tripulantes a Neil Armstrong, de 38 años, quien fue el comandante; Edwin “Buzz” Aldrin, de 39 años, piloto del módulo lunar; y a Michael Collins, de 38 años, piloto del módulo de mando. Los dos primeros aterrizaron en la Luna, recogieron muestras y registraron la hazaña. Collins fue el encargado de velar por la seguridad de la nave madre durante la estadía.

“Todo listo para la hora cero…”. Portada del diario chileno La Nación, que junto a otros medios nacionales dio amplia cobertura a los preparativos de la misión Apolo 11 (Santiago, 15 de julio de 1969) © Archivo de prensa Casa Museo Eduardo Frei Montalva.

El lanzamiento del Apolo 11, el 16 de julio de 1969, atrajo la mirada del mundo entero. Por supuesto también desde Chile se seguía con expectación la misión comandada por Armstrong, quien en 1966 realizó una visita a Chile por encargo del presidente estadounidense Lyndon B. Johnson en compañía de su compañero del programa Gemini, Richard Gordon. En esa ocasión recorrieron la capital, fueron cálidamente recibidos por la gente y entre varias actividades tuvieron un encuentro con el Presidente Frei Montalva en su residencia particular, hoy Casa Museo, donde se conserva una fotografía de una nave Gemini dedicada a los hijos del Presidente y firmada por quien se convertiría años más tarde en el primer hombre en pisar Luna. [24]

La prensa chilena dedicó varias de sus páginas a dar detalles sobre el esperado viaje a la Luna durante los días previos al lanzamiento, contribuyendo a las expectativas de éxito de la misión, pues además se esperaba la trasmisión televisiva del alunizaje. Así, es posible encontrar, por ejemplo, detalles del cronograma del vuelo minuto a minuto con el horario de cada una de las maniobras a realizarse, entre ellas la de acercamiento a la superficie lunar programado para el 20 de julio, momento en el que se estima que más de 600 millones de personas en todo el mundo vieron como el hombre conquistaba nuestro satélite natural. [25]

Esperando el lanzamiento. Cientos de personas acamparon en las cercanías del Centro Espacial Kennedy para ver el lanzamiento del Apolo 11 (Julio de 1969) © NASA.

Pero para llegar a ese momento, la tripulación del Apolo XI debió realizar previamente un vuelo de poco más de 100 horas que no estuvo exento de desafíos, como la estática que afectó las comunicaciones en varias ocasiones, incluso durante el descenso lunar, generando la ansiedad de quienes participaban de este acontecimiento tanto en la Tierra como en el espacio. Quizás una de las situaciones más especiales es la de las esposas de los astronautas, quienes contaban con transmisores en sus casas a través de los cuales siguieron las comunicaciones entre el Apolo 11 y Houston. Un periódico nacional relata que la esposa de Collins permaneció con el transmisor aferrado a su falda durante todo el descenso, incluso sabiendo que su esposo no sería protagonista directo del momento.[26]

Trabajando en la Luna. Edwin Aldrin lleva parte del equipamiento científico que se utilizó en la superficie lunar para registrar parámetros de radiación, temperatura, sismicidad, entre otros. Fotografía tomada por Neil Armstrong © NASA.

Superados el despegue, la puesta en órbita y la llegada a las proximidades de la Luna, venía la etapa más esperada de la misión. Se llevaron a cabo las maniobras de separación del módulo lunar bautizado por la tripulación como Eagle (Águila) de la nave madre -o módulo de mando- llamada Columbia y Armstrong y Aldrin se alejaron de Collins para emprender rumbo hacia el lugar escogido para el descenso. Siendo las 16.17 horas Armstrong anunció la maniobra en el área geográfica lunar  bautizada como Mar de la Tranquilidad con una frase que desató eufórica celebración en el Centro de Control

“El hombre conquistó la Luna”. Portada del diario chileno La Nación, que junto a otros medios nacionales dio amplia cobertura a los detalles de la hazaña del Apolo 11 que se informaban desde Estados Unidos (Santiago, 21 de julio de 1969) © Archivo de prensa Casa Museo Eduardo Frei Montalva.

“Houston, Tranquility Base here. The Eagle has landed” [27]

“Houston, aquí Base Tranquilidad. El Águila ha aterrizado”

Al cabo de unas horas, y luego de un merecido descanso, Armstrong se preparaba para descender del módulo y convertirse en el primer ser humano en la Luna, pronunciando su frase más popular:

“That’s one small step for a man, one giant leap for mankind” [28]

“Es un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad” [29]

Un recuerdo en la casa del Presidente. Casa Museo Eduardo Frei Montalva exhibe pequeños fragmentos de superficie lunar y la bandera chilena que viajó en el Apolo 11. La pieza con el conjunto fue traída por la tripulación del Apolo 12 como obsequio al presidente chileno de parte de Richard Nixon, su par estadounidense, el 18 de febrero de 1970 © Casa Museo Eduardo Frei Montalva.

Poco tiempo después le siguió Aldrin, para juntos realizar una caminata de dos horas y media por la superficie lunar, durante la cual tomaron fotografías y recolectaron muestras del terreno. Tres pequeños fragmentos obtenidos por estos dos astronautas durante este magnífico momento de la historia llegarán a nuestro país en febrero de 1970 y serán obsequiados al presidente Eduardo Frei Montalva junto a la bandera chilena que viajó a la Luna en aquella ocasión, él los atesoró en su residencia personal donde hoy se exhiben como parte de la colección de Casa Museo. Ambos se conservan en el pedestal original, obsequio del presidente de los Estados Unidos Richard Nixon, el cual tiene una pequeña placa con la inscripción:

“This flag of your nation was carried to the Moon and back by Apollo XI, and this fragment of the Moon´s surface was brought to Earth by the crew of that first manned lunar landing”

“Esta bandera de vuestra nación fue llevada a la Luna y traída de vuelta por el Apolo 11, y este fragmento de la superficie lunar fue traído a la Tierra por la tripulación de ese primer aterrizaje lunar tripulado.” [30]

Finalizada la histórica caminata, Neil Armstrong y Edwin Aldrin regresan al Eagle para descansar unas horas, preparar el módulo y despegar para reencontrarse con Michael Collins en la nave madre, dejando tras de sí varios elementos, como una bandera estadounidense, un parche en homenaje a la fallecida tripulación del Apolo 1 y una placa conmemorativa en una de las patas del módulo lunar. Una vez a bordo del Columbia y listos para el retorno a casa, el Eagle será abandonado en el espacio. El 22 de julio emprendieron el viaje de regreso, amarizando dos días después en medio del Océano Pacífico donde fueron rescatados por un portaviones estadounidense y recibidos como los grandes héroes del siglo XX. [31]

“En los siguientes tres años y medio, 10 astronautas seguirán sus pasos. Gene Cernan, comandante de la última misión dejó la superficie lunar con estas palabras: ‘Nos vamos como vinimos y, si Dios quiere, como regresaremos, con paz y esperanza para toda la humanidad’.” [32]

 


[1] La obra mencionada se puede consultar de manera libre a través del portal Academia desde el siguiente enlace: <https://www.academia.edu/30085118/Principios_Matematicos_de_la_Filosofia_Natural_-_Isaac_Newton.pdf>
[2] Millán Barbany, Gregorio. La conquista del espacio. Conferencia del primer ciclo del Programa de Promoción de la Cultura Científica y Tecnológica, organizado por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, publicada en Horizontes Culturales. Las Fronteras de la Ciencia. Editorial Espasa, 1998. p: 209
[3] Existe una diferencia en el término que usaron los Estados Unidos y la Unión Soviética para referirse al personal a bordo de las naves en misiones espaciales. Mientras la potencia oriental les llamó cosmonautas, en occidente se les conoce como astronautas.
[4] Millán Barbany, Gregorio. Óp. cit. Pp.: 210-215
[5] NASA, por sus siglas en inglés, National Aeronautics and Space Administration. Sitio web oficial de la agencia <https://www.nasa.gov/>
[6] The space race. History.com Editors. Disponible en el sitio web <https://www.history.com/topics/cold-war/space-race>
[7] Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El Correo de la UNESCO. Año X, N°9, septiembre de 1957. p: 2. Disponible en el sitio UNESDOC Biblioteca Digital de la UNESCO <https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000068057_spa>
[8] UNESCO. Óp. cit. p: 2
[9] Ibidem. p: 30-31
[10] Zak, Anatoly. Russia in Space. The past explained, the future explored. SpringerVerlag Publishing. Nueva York, 2013. Capítulos disponibles en el sitio web <http://www.russianspaceweb.com/spacecraft.html>
[11] Millán Barbany, Gregorio. Óp. cit. Pp.: 207-208
[12] The space race. History.com Editors. Óp. cit.
[13] Zak, Anatoly. Óp. cit. Capítulo dedicado al vuelo del Sputnik 2 <http://www.russianspaceweb.com/sputnik2.html>
[14] Zak, Anatoly. Óp. cit. Capítulo dedicado al proyecto Vostok <http://www.russianspaceweb.com/spacecraft_manned_first.html>
[15] Zak, Anatoly. Óp. cit. Capítulo dedicado al proyecto Vosjod <http://www.russianspaceweb.com/voskhod-origin.html>
[16] En el sitio web oficial de la NASA es posible encontrar gran cantidad de contenidos relacionados con cada una de las misiones desarrolladas por la agencia. Para más detalles sobre el programa Mercury visite <https://www.nasa.gov/mission_pages/mercury/index.html>
[17] En el sitio web oficial de la NASA es posible encontrar gran cantidad de contenidos relacionados con cada una de las misiones desarrolladas por la agencia. Para más detalles sobre el programa Gemini visite <https://www.nasa.gov/mission_pages/gemini/index.html>
[18] Zak, Anatoly. Óp. cit. <http://www.russianspaceweb.com/spacecraft_manned_lunar.html>
[19] Kennedy, John F. We choose to go to the moon. Discurso pronunciado en el estadio de la Rice University de Houston. 12 de septiembre de 1962. Texto original disponible el sitio web de la Biblioteca y Museo Presidencial J. F. Kennedy <https://www.jfklibrary.org/asset-viewer/archives/JFKPOF/040/JFKPOF-040-001>
[20] Núñez, Sergio. Cuando Kennedy decidió ir a la Luna. Publicado en el sitio web Man on the Moon de SpainMedia, 25 de marzo de 2018 <http://manonthemoonmag.es/man-on-the-media/cuando-kennedy-decidio-ir-la-luna/>
[21] En su sitio web, la NASA dedica una sección a la misión Apolo 1 con el título Recordando al Apolo 1, con diferentes artículos y material multimedia. Para más información visite <https://www.nasa.gov/mission_pages/apollo/apollo-1>
[22] En el sitio web oficial de la NASA es posible encontrar gran cantidad de contenidos relacionados con cada una de las misiones desarrolladas por dentro del programa Apolo. Para más detalles visite <https://www.nasa.gov/mission_pages/apollo/missions/index.html>
[23] Jáuregui, Pablo. La aventura más grande y peligrosa. En 40 años en la Luna, un especial del portal periodístico español El Mundo dedicado al 40 aniversario de la llegada del hombre a la Luna celebrado en julio de 2009. Disponible en el sitio web <https://www.elmundo.es/especiales/2009/07/ciencia/llegada_hombre_luna_1969/odisea_apolo_11/index.html>
[24] El Archivo Patrimonial de la Universidad de Santiago posee un compilado de imágenes de la visita de Neil Armstrong y Richard Gordon a nuestro país en 1966. Pueden verse en el sitio <http://archivopatrimonial.usach.cl/audiovisual/neil-armstrong-y-richard-gordon-en-chile>
También, en su canal de la plataforma Youtube, Explora Conicyt tiene a disposición material de la visita. Este es posible de ver en el enlace <https://www.youtube.com/watch?v=zb0h2gaViLg>
[25] La Nación. Así se realizará el vuelo minuto a minuto. Santiago, martes 15 de julio de 1969.
[26] La Nación. Desde ayer el hombre reside en la Luna. Suplemento especial. Santiago, lunes 21 de julio de 1969.
[27] NASA. July 20, 1969: One giant leap for mankind. Disponible en el sitio web oficial de la agencia <https://www.nasa.gov/mission_pages/apollo/apollo11.html>
[28] Ibidem.
[29] Con el paso de los años esta famosísima frase de Neil Armstrong y su traducción al español han sufrido modificaciones, ya sea intencionales con el fin de darle un tono más épico, como también casuales por la calidad del audio de la transmisión. La trascripción de la frase en inglés y su traducción aquí presentadas corresponden a las proporcionadas oficialmente por la NASA, quienes además tienen a disposición el audio original en su sitio web <https://www.nasa.gov/wav/62284main_onesmall2.wav>
[30] Transcripción y traducción de la placa del pedestal obsequiado a Eduardo Frei Montalva <https://www.casamuseoeduardofrei.cl/objeto-del-mes-visitas-de-astronautas-a-chile-durante-el-gobierno-de-eduardo-frei-m/>
[31] NASA. Óp. cit.
[32] Ibidem.

 

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