Objeto del mes: Visitas reales de Bélgica y Noruega

2 de enero de 2014

Durante su gobierno, Eduardo Frei Montalva recibió numerosas visitas  ilustres, como la de los reyes belgas, la reina Fabiola y el rey Balduino en 1965, y la del rey de Noruega, Olav V en 1967. La presencia de estos monarcas en Chile fue de gran beneficio para estrechar lazos y desarrollar nuevos programas que ayudarían al progreso de nuestro país.

El 25 de octubre de 1965, por primera vez un monarca reinante visitó tierras chilenas. El Rey Balduino de Bélgica, junto a su esposa, la Reina Fabiola, llegó a Chile en el marco de su gira por América, organizada con el propósito de ampliar y consolidar el intercambio comercial, científico y cultural.

La expectativa era alta, por lo que su recepción en el aeropuerto Los Cerrillos fue bastante concurrida. El entonces Presidente de Chile, Eduardo Frei Montalva y su esposa María Ruiz-Tagle, fueron los encargados de recibir a la pareja real. “Estén ciertos, Vuestras Majestades, que son esperados con afecto y simpatía por el pueblo chileno que les damos la más cordial de las bienvenidas y que estamos seguros que su estada aquí contribuirá a unir más a este país con el Reino de los Belgas, nación que admiramos y queremos”, expresó en la ocasión el ex mandatario chileno.

Frente a las palabras, el Rey Balduino respondió: “Los antiguos y amistosos lazos que unen nuestro país al vuestro, los comunes ideales que nos animan, hacen que la Reina y yo sintamos una gran alegría al visitarlos (…). Damos gracias al noble pueblo de Chile por la hospitalidad que nos ofrecen”. Luego se dirigieron al Palacio de La Moneda en carrozas a la Dumont, oportunidad en que los reyes recibieron el cariñoso saludo de las cerca de cien mil personas que salieron a las calles para ver el paso de los monarcas.

En las puertas del Palacio de Gobierno sonaron ambos himnos nacionales. Luego, al interior de La Moneda, los reyes se reunieron con el mandatario chileno en el Salón Carrera, donde además se encontraba el Ministro de Relaciones Exteriores, Gabriel Valdés; el Subsecretario de Relaciones Exteriores, Oscar Pinochet de la Barra; el Embajador Roger Malengreau y el Embajador de Chile en Bruselas, José Piñera. El encuentro se desarrollo principalmente en español, idioma que los reyes hablaban fluidamente, y en él fueron declarados Huéspedes de Honor de la ciudad por el alcalde de Santiago, Manuel Fernández.

Condecoración de la Orden de Leopoldo de Bélgica, entregada a Eduardo Frei Montalva por el rey Balduino y la reina Fabiola, en el marco de su visita a Chile en 1965.

Condecoración de la Orden de Leopoldo de Bélgica, entregada a Eduardo Frei Montalva por el Rey Balduino y la Reina Fabiola, en el marco de su visita a Chile en 1965.

En los ocho días que duró su visita a Chile, los monarcas debieron cumplir una apretada agenda. En una de estas actividades, la Reina Fabiola y María Ruiz-Tagle fueron a la Población San Rafael para inaugurar el centro comunitario, el cual contaría con salas de taller de costura, guardería infantil, sala cuna y un salón de actos a disposición de las Juntas de Vecinos, del Centro Social y Cultural y la Federación de Centros de Madres. Por su parte, el Rey Balduino visitó el Hogar de Cristo y compartió con los niños del recinto, también visitó los Tribunales de Justicia, donde fue recibido por el presidente de la Corte Suprema, Pedro Silva Fernández, ocasión en la que Eduardo Frei Montalva manifestó: “Estamos realizando lo que hemos llamado una ‘Revolución en Libertad’ que requiere cambios fundamentales de estructura y en ese proceso de cambios se requiere la colaboración de países que como el vuestro, han sabido organizarlos en la paz y en la libertad”.

Es así como bajo este marco de colaboración y apoyo entre ambos países, el Rey Balduino visitó el Centro de Formación de Instructores y Supervisores (CENFIS) dependiente de la CORFO y de esta forma quedó establecido formalmente el Convenio de Asistencia Técnica entre nuestro país y Bélgica. A través de este Convenio, el Estado belga donó al nuestro 5 millones 500 mil francos para financiar la primera etapa de provisión en materiales y equipos para la instalación del Centro de Capacitación de personal obrero de la minería de Copiapó, con la asesoría de dos técnicos belgas.

Los reyes se despidieron de Chile el 2 de noviembre. Fueron acompañados por el entonces Jefe de Estado al aeropuerto, dejando con su partida grandes aportes para seguir impulsando el desarrollo de Chile (1).

La llegada del Rey de Noruega

En septiembre del año 1967, el presidente Eduardo Frei Montalva recibió una nueva visita real, proveniente esta vez de uno de los reinos más antiguos del viejo continente. El Rey Olav V de Noruega viajó a Chile motivado por el interés con que observaba Europa los esfuerzos de los pueblos latinoamericanos por cimentar un desarrollo rápido, y también con el objetivo de estrechar vínculos comerciales, culturales y las relaciones entre su país y el nuestro.

El monarca aterrizó en el aeropuerto de Pudahuel, siendo recibido por el Presidente de la República y autoridades nacionales, para luego dirigirse al Hotel Carrera, lugar donde se hospedó los cuatro días que estuvo en Santiago.

Rey Olav V de Noruega, junto a Eduardo Frei Montalva, y su hijo, Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Rey Olav V de Noruega, junto a Eduardo Frei Montalva, y su hijo, Eduardo Frei Ruiz-Tagle.

Noruega había contribuido hasta la fecha al desarrollo pesquero de nuestro país, especialmente en la instalación y venta de maquinarias para diversas plantas elaboradoras de harina de pescado en el norte. Técnicos noruegos habían intervenido también en la investigación pesquera y en la explotación forestal. De la misma forma, Chile exportaba a Noruega productos agrícolas y del cobre.

Como era costumbre de las visitas extranjeras, la del Rey Olav V comenzó con una ofrenda floral en el Monumento al General Bernardo O’Higgins, oportunidad donde el monarca fue declarado Huésped de Honor, recibiendo la Medalla de Oro de Santiago del Nuevo Extremo, gesto al cual el Rey se refirió con las siguientes palabras: “Pedro de Valdivia que fundó esta ciudad en el año 1541 fue muy afortunado en su elección. Pocas ciudades en el mundo, si es que existe alguna, tiene una ubicación tan hermosa como Santiago, rodeada por las nevadas cumbres de Los Andes y teniendo el Cerro Santa Lucía y el San Cristóbal que dominan la capital misma (…). Entiendo muy bien que los ciudadanos de Santiago estén orgullosos y contentos de su capital y siempre recordaré con gran placer y gratitud mi visita a esta hermosa ciudad que me ha demostrado gran bondad durante mi estadía en ella”.

También realizó una visita al asentamiento campesino Las Mercedes, donde disfrutó de la chicha en cacho y un asado a la chilena, siendo recibido cariñosamente por miles de escolares que lo saludaban con banderas chilenas y noruegas. Visitó una exposición de trabajos sobre las faenas en el fundo, plantó un árbol adhiriéndose a la Campaña Nacional de Reforestación y finalmente visitó una viña de 314 hectáreas que estaba siendo explotada por los campesinos. En la noche lo esperaba una cena de gala en el Palacio de la Moneda, ofrecida por el Presidente y su esposa, María Ruiz-Tagle, ocasión en la que el monarca condecoró a Eduardo Frei Montalva con la “Orden Real Noruega de San Olaf”.

Los días siguientes visitó Concepción, Viña del Mar y Valparaíso, donde también fue declarado Huésped Ilustre.

Durante su estadía en Chile, el Rey noruego conversó con el Jefe de Estado sobre la posibilidad de incrementar las relaciones entre ambos pueblos, especialmente en el campo de la asistencia técnica para el desarrollo de las industrias pesquera y forestal.

El recuerdo de ambas visitas reales se encuentra la Sala de Condecoraciones de Casa Museo, donde se exhiben las condecoraciones “Orden Real Noruega de San Olaf” y la “Orden de Leopoldo” de Bélgica. Además, las cartas, documentos y fotografías de los registros de la prensa de la época que permanecen en el Archivo Histórico del inmueble, dan cuenta de los estrechos lazos que se formaron a partir de estas visitas y que contribuyeron al desarrollo de nuestro país.


Notas

(1) La Nación, octubre 1965.

 

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