En 1969, el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín visitó Chile para el montaje de su exposición La edad de la Ira, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Durante su estadía, retrató a importantes personajes nacionales, entre ellos al entonces Presidente, Eduardo Frei Montalva. Durante junio, lo recordamos en nuestro objeto del mes.
Museo de Bellas Artes. Invierno de 1969. Exposición La edad de la ira, de Oswaldo Guayasamín. Una alumna de la Escuela 57 le pregunta al pintor ecuatoriano: «¿Por qué sus cuadros son tristes?» (1) La tristeza de la que habla se refiere al contenido de su obra monumental, expuesta en Santiago de Chile, donde toca temas como Lídice (2), la guerra civil española, Hiroshima, los campos de concentración, Playa Girón, Stalingrado, las guerras de Oriente, además de la discriminación vivida por Guayasamín (hijo de madre mestiza y padre indígena).
De este modo, La Edad de la ira, resume un viaje de siete años, en el que hizo más de 5.000 dibujos, una denuncia en la que resume «la tragedia del hombre del siglo XX, la frustración universal, la angustia de la humanidad frente al sadismo, la sangre, la orfandad y la muerte» (3).
El mismo Oswaldo Guayasamín afirma que en su trabajo se manifiesta una clara opinión política, una protesta por las injusticias del mundo. «(El pintor) es un hombre que tiene una posición política, un bando, un ángulo para mirar la realidad. Deja perfectamente en claro que los generales, los presidentes, los curas, los banqueros, los dueños de la tierra, los industriales y los burgueses (…) son sus enemigos» (4).
En ese contexto y con esa mirada, el artista ecuatoriano llegó a Chile en julio de 1969 para la inauguración de su exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes. Una ceremonia a la que asistió el Presidente de la República, Eduardo Frei Montalva y el canciller Gabriel Valdés, a quienes les explicó sus cuadros, su sentir, lo que buscaba expresar. El pintor también asistió a eventos culturales de la capital acompañado por el ministro de Educación, Máximo Pacheco, y presenció obras como el Viet-Rock, obra teatral antibelicista presentada por ITUCH (Instituto de Teatro de la Universidad de Chile) (5).
Durante el mes que Guayasamín trajo su obra, ésta fue visitada por un público muy variado. Según datos entregados por medios nacionales (6), en tres días 1.500 personas visitaron el museo y eso sin contar los colegios que visitaron la exposición en las mañanas y en las tardes. El primer fin de semana de la muestra 2.200 personas recorrieron la obra del pintor ¡Un éxito!
El trabajo que mostró estaba compuesto por dos grupos: uno retrospectivo y otro denominado La edad de la ira, ambos representantes de la crítica social del artista. Cabe destacar que La edad de la ira fue un trabajo que realizó hasta 1980, antecedido por Huacayñán (“camino del llanto” en quechua), una serie de 103 cuadros de rostros expresivos llenos de tensión, realizados entre 1946 y 1952. En esta galería de cuadros aborda el mundo del indio, el negro y el mestizo, expresa lo que también él experimentó: la discriminación y el hambre (7).
Llegada a Chile y el incendio
¿Cómo se gestó su visita a nuestro país? El mismo pintor lo comentó: «hace dos años, Silvia Soublette (esposa de Gabriel Valdés) llegó a Quito con el grupo musical que dirigía. Visitó mi estudio y le gustaron mis telas. Allí empezó a plantear la idea de realizar esta exposición. Hace tres meses me visitó el canciller Valdés, quien concretó la iniciativa. Un avión de la FACh trajo los cuadros desde Quito y los volverá a dejar allí» (8).
Pero Guayasamín ya había presentado su trabajo antes en Chile. En 1946 expuso dos cuadros en la Sala del Banco de Chile y uno de ellos fue Las beatas, trabajo que trajo en esta segunda visita. Sin embargo, según el crítico del diario El Mercurio, Antonio R. Romera, dicha visita tuvo momentos poco gratos, y pasó por la Sala «ante la más injusta indiferencia» (9).
Claro que su segunda visita tampoco estuvo exenta de complejidades. En la madrugada del jueves 10 de julio, cerca de las 3:00 horas, un taxista llamó al Cuartel de Bomberos de Santiago para avisar sobre un incendio en la Escuela de Bellas Artes, detrás del Museo de Bellas Artes. Prontamente fue necesario llamar a las otras compañías de la capital, ya que el incendio se propagaba con rapidez.
Los bomberos tardaron alrededor de cuatro horas en controlar el fuego y las pérdidas fueron cuantiosas, ya sea porque se quemaron obras de artistas como Ramón Vergara Grez y Julio Antonio Vásquez, como también equipo ocupado por el estudiantado o textos de la biblioteca (se calculaban unos 10.000 volúmenes) (10). Además, por la cercanía con el Palacio de Bellas Artes, se temió que el fuego consumiera el trabajo de Guayasamín.
Minutos después de que comenzara el incendio, el pintor fue avisado de la catástrofe por medio de un llamado a su habitación de hotel y, como él mismo contó, «no supimos cómo estuvimos (con su esposa) en medio del siniestro, descolgando cuadros. Puedo asegurarles que ahora tengo 100 años: 50 que cumplí el 6 recién pasado, y 50 que viví anoche… Piensen que cada cuadro tiene un valor promedio de un millón doscientos mil dólares y que son 140 cuadros. Es decir, ¡168 millones de dólares! ¡Y para mayor espanto, en su mayoría son de colecciones particulares y grandes museos y no han venido asegurados…! (…) si el fuego pasa de la sala que se derrumbó al Museo, yo habría tenido que trabajar todo lo que me queda de vida para pagarlos».
A pesar de lo complejo del incendio, la obra del ecuatoriano no sufrió daños, gracias a bomberos y a los vecinos del lugar que también ayudaron a descolgar los cuadros. Y sobre el edificio e institución, varios artistas ayudaron para que la Escuela volviese a su funcionamiento regular. Incluso autores de renombre, como Pablo Picasso y Roberto Matta, cedieron varias de sus obras para un remate, cuyo dinero iría a la construcción de una nueva Escuela de Bellas Artes.
Los retratos y un regalo
Otro punto a destacar en la visita de Oswaldo Guayasamín a Chile, fueron los retratos que realizó. Cuando llegó a nuestro país, el artista ecuatoriano ya era célebre por inmortalizar a numerosas personalidades a las que había conocido. Entre estas personas se encontraban la poeta Gabriel Mistral (retratada en Nueva York en 1955) y el violinista Pedro D’Andurain (Quito, 1959).
En su visita retrató a tres chilenos más: Pablo Neruda (a quien conoció en 1943 cuando el poeta fue cónsul en México), Gabriel Valdés (Canciller en la época) y el Presidente Eduardo Frei Montalva, obra que actualmente se exhibe en el segundo piso de Casa Museo Eduardo Frei Montalva.
Para Guayasamín retratar era «como la obligación de hacer escalas diariamente que tiene un pianista antes del concierto. No es jamás una concesión a la persona que posa. A esa persona no le halago su vanidad, no la hago linda. Al hacerlo estoy tratando de penetrar lo más hondo posible en su mundo para reflejarlo en la tela» (11). También lo consideraba como un hobby, otra forma de expresión artística en tiempos en que se trataban temáticas como la guerra, el hambre y la miseria.
Respecto de la realización del retrato de Frei Montalva, Guayasamín declaró que fue un homenaje personal. Contó también que el Mandatario posó alrededor de dos horas y cuarto, en el Palacio de Cerro Castillo en Viña del Mar, por eso el azul de fondo. El pintor comentó, luego del encuentro, que le pareció «un hombre de una sencillez conmovedora, un modelo paciente y sereno. Y el cuadro es sin anécdota, no es el retrato convencional con bandas y condecoraciones» (12).
Tal vez movido por esa cercanía lograda, luego del retrato Guayasamín le hizo otro regalo: una carpeta con doce grabados ―provenientes de una serie― firmados y numerados por el pintor, y hechos en Quito en 1968. Los que se encuentran en una carpeta autografiada por el artista, y que actualmente forman parte de la muestra itinerante de Casa Museo Eduardo Frei Montalva “Guayasamín en Chile, 1969”.
1. Diario El Siglo. 3 de julio de 1969.
2. Pueblo checoslovaco conocido por ser uno de los que opuso mayor resistencia al avance de la Alemania nazi. En 1942 el dirigente de las SS, Reinhard Heydrich fue atacado al abordar su auto, el 27 de mayo de 1942, y días después murió producto de una septicemia (4 de junio de 1942), en un hospital de Praga. Hitler ordenó que buscaran a los culpables. Luego de varias operaciones de búsqueda, el 10 de junio de 1942, las fuerzas de seguridad cercaron Lídice, uno de los pueblos más activo y en oponer resistencia a la ocupación nazi. Sacaron a toda la población de sus casas, a los hombres mayores de 15 años los llevaron a un granero y al día siguiente los fusilaron. Las mujeres fueron enviados a campos de concentración, quienes murieron en la cámara de gas o por los trabajos forzados. Y los niños fueron separados bajo un criterio racial, los que podrían ser parte de la Alemania nazi y los que no, llevados también a los campos de concentración.
3. Ibid.
4. La Nación. 30 de junio de 1969.
5. El Siglo. 2 de julio de 1969.
6. El Siglo. 5 de julio de 1969.
7. Entrevista a Pablo Guayasamín, hijo del pintor, en El Mercurio. 12 de junio de 2011.
8. Ibid.
9. El Mercurio. 3 de julio de 1969.
10. El Siglo. 11 de julio de 1969.
11. El Siglo. 3 de julio de 1969.
12. Las Últimas Noticias. 28 de junio de 1969.
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