Los invitamos a conocer cómo se gestó este asentamiento antártico y revivir algunos hitos claves en su proceso de materialización, que ha contribuido significativamente a la ciencia mundial y el espíritu colaboracionista desde un rincón del fin del mundo.
Con el objetivo de dar cumplimiento a los compromisos adquiridos en el marco del Tratado Antártico y siguiendo las directrices del la Organización Meteorológica Mundial, nuestro país puso en marcha el proyecto de un Centro Meteorológico Antártico. La operación de dicho centro se proyectó inicialmente en la Base Presidente Pedro Aguirre Cerda, pero la naturaleza cambiaría el destino de las cosas.
Ubicado definitivamente en la Isla Rey Jorge, el centro meteorológico sería el inicio de la Base Aérea Antártica “Presidente Eduardo Frei Montalva”, uno de los cuatro asentamientos permanentes que nuestro país actualmente mantiene en dicho territorio, y que luego de 50 años de un inmenso aporte al quehacer científico mundial, hoy vive un momento crucial en su historia.
La Antártica ha sido por siglos un lugar asociado a lo desconocido, a la aventura, a la exploración. Objetivo de cientos de expediciones, algunas exitosas, otras fatales; al principio por mar, luego por aire; el continente helado ha atraído a la humanidad desde que fuera avistada por primera vez hace poco más de 400 años [1], despertando en algunos casos una verdadera obsesión por la Terra Australis. [2]
Innumerables esfuerzos por conocerla, por conquistarla, por poseerla, motivaron también el empeño en protegerla y estudiarla. Así, surgieron diversos intentos por establecer investigaciones sistemáticas que permitieran comprender sus características biogeográficas. Desde principios del siglo XIX, científicos europeos buscaron en el estudio del continente blanco y el Polo Norte explicaciones a fenómenos como los campos magnéticos, corrientes atmosféricas y otros eventos relativos a meteorología. A poco andar, otras regiones del mundo se sumarían al esfuerzo de llevar a cabo estos estudios, conformándose de a poco un espíritu colaboracionista que sentaría las bases de las políticas respecto de la Antártica durante el siglo XX.[3]
Con la llegada del nuevo siglo, el mundo de la ciencia en torno a este territorio había logrado institucionalizar el trabajo conjunto a través de la organización de los primeros dos Años Polares Internacionales (1882-1883 y 1932-1933), instancias de colaboración creadas para la exploración y observación de las zonas polares, las mediciones geofísicas, etcétera. Sin embargo, ambas instancias no fueron lo suficientemente exitosas en la región Antártica como lo fueron en el Polo Norte.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, se retomaron los esfuerzos conjuntos para promover la investigación científica, esta vez con la conformación de un nuevo núcleo de cooperación que sustituyó a la propuesta de un tercer Año Polar Internacional con el objetivo de que el programa tuviese un alcance global. La Organización Meteorológica Mundial propuso entonces el Año Geofísico Internacional y en conjunto con el Consejo Internacional de Uniones Científicas dieron vida a esta nueva y más amplia iniciativa.
Para la participación de nuestro país se constituyó el Comité Chileno del Año Geofísico presidido por el General Ramón Cañas Montalva, quien junto al Ministro de Relaciones Exteriores don Oscar Pinochet de la Barra fueron los representantes chilenos en el Comité Especial que los organizadores crearon para el programa internacional[4], el cual resultó particularmente exitoso respecto del interés por la Antártica, con el establecimiento de nuevas bases en el continente blanco y la creación de un Comité Especial para la Investigación Antártica, institución que estaría estrechamente vinculada a la preparación del Tratado Antártico que se firmaría en 1959, en el que nuestro país tendría una activa participación. [5]
Así llegó el año 1959, periodo clave para la Antártica y para todos aquellos países que habían dedicado importantes esfuerzos en su exploración y conocimiento. En la ciudad de Washington el 1o de diciembre, 12 gobiernos, incluido el nuestro, firmaron el Tratado Antártico.[6] Dicho instrumento del Derecho Internacional detendría toda pretensión de soberanía sobre el continente y lo convertiría en un verdadero símbolo de la cooperación internacional. [7]
Dentro del marco de este acuerdo internacional y conforme a nuestra participación en las instancias de cooperación que se desarrollaron previas a dicho Tratado, nuestro país asumió diversos compromisos relacionados sobre todo con infraestructura científica en la zona, complementando el esfuerzo por mantener la presencia en la Antártica a través de nuevas instalaciones de ese tipo en el continente blanco, como apoyo o complemento a las que ya se habían construido en el lugar, como la Base Arturo Prat (1947), la Base O’Higgins (1948), la Base Presidente Gabriel González Videla (1951) y la Base Presidente Pedro Aguirre Cerda (1955). De este modo surgió el compromiso de construir un nuevo Centro Meteorológico Antártico, como parte de las conclusiones de la primera reunión del Grupo de Trabajo de Meteorología Antártica realizada en la ciudad australiana de Melburne, además de los acuerdos de la XVIII Reunión del Comité Ejecutivo de la Organización Meteorológica Mundial. Este centro meteorológico se instaló inicialmente en la Base Aérea Presidente Pedro Aguirre Cerda, pero una erupción volcánica destruiría dicha base, por lo que el Gobierno determinaría la creación de un nuevo asentamiento que diera cumplimiento a los acuerdos adoptados.[8]
“Créase la Base Aérea Antártica ‘Presidente Frei’ donde funcionará el ‘Centro Meteorológico Antártico’, el ‘Centro de Telecomunicaciones Antárticas´, y cualquier otro Centro Científico que se cree en la mencionada Base Aérea Antártica, la cual quedará ubicada en la Península de Fildes, Isla Rey Jorge, del grupo de las Shetland del Sur, y sus coordenadas geográficas serán exactamente establecidas en el Acta de inauguración correspondiente.” [9]
Con esta orden del Ministerio de Defensa de la época, a cargo de Tulio Marambio Marchant, se materializaba un nuevo hito de la presencia chilena en la Antártica, con un nuevo asentamiento que, por su ubicación estratégica, se convertiría en la puerta de entrada al continente blanco por la Península Antártica, el punto más cercano hacia el territorio americano.
Lo primero en construirse en la ubicación elegida fue el Centro Meteorológico Antártico, respondiendo a los compromisos adquiridos por Chile como miembro consultivo del Tratado Antártico y de acuerdo con las directrices del Comité Ejecutivo de la Organización Meteorológica Mundial que estableció en el año 1966 la construcción de tres centros científicos de esta naturaleza en la zona, uno de ellos responsabilidad de nuestro país.[10]
Como mencionamos anteriormente, la ubicación original del Centro Meteorológico fue establecida por las autoridades en la Base Presidente Pedro Aguirre Cerda. Sin embargo, una erupción volcánica ocurrida en diciembre de 1967 dejó inutilizable el lugar, debiendo trasladarse todo su equipo material y humano de forma transitoria a la Base Gabriel González Videla, que sería reubicado posteriormente cuando el nuevo asentamiento Presidente Frei, dependiente de la Fuerza Aérea de Chile, estuviera en condiciones de iniciar sus operaciones. [11]
Como una forma de demostrar al mundo la importancia que revestía para nuestro país el territorio antártico y el cumplir con nuestros compromisos internacionales, el propio Presidente de la República se trasladaría a la zona en febrero de 1969 para conocer las instalaciones en construcción, prontas a ser inauguradas. Eduardo Frei Montalva se transformaría así en el segundo mandatario chileno en viajar al continente blanco, luego de 22 años desde que Gabriel González Videla lo hiciera por primera vez en 1948. Así relató la prensa de la época la llegada de Frei al continente blanco:
“Exactamente a las 10.10 horas, el Presidente de la República tocó territorio antártico, constituyéndose en el segundo Mandatario que llega a la región y el primero en pisar Bahía Fildes, donde se construye un centro de investigación meteorológica de la Fuerza Aérea.”[12]
Además, el mismo medio relata en publicaciones anteriores algunas de las características del asentamiento científico en construcción. Por ejemplo, que las obras se construyen con el financiamiento del Instituto Chileno Antártico y que parte de las instalaciones serán equipadas con lo rescatado de la destruida Base Aguirre Cerda. También señala que las obras iniciaron en noviembre de 1968, que participan de ella un grupo cercano a las 30 personas de diferentes especialidades y que se proyecta estén terminadas para marzo de 1969 (fecha en la que finalmente sería inaugurado el centro). Mención aparte merece el listado del grupo humano involucrado en las labores, que por su trascendencia histórica transcribimos a continuación:
“A cargo de esta nueva base de la FACH en la Antártica está el Comandante de Escuadrilla, Juan Becerra, que es también meteorólogo.
El segundo Jefe de la Base es el Capitán de Bandada Juan Acuña, quien tiene a su cargo el abastecimiento. Dos empleados civiles tienen a su cargo las cartas meteorológicas y los informes para los centros meteorológicos de las bases norteamericana y rusa, ubicadas en la misma península de Fildes, y son Hugo Durán y Eloy Montoya.
Los radiooperadores de la Base son el Sargento Primero, Juan Molina; Sargento Segundo, Juan Urrea; Cabo Primero, Carlos García; Cabo Primero, Reinaldo Fuentes, y Cabo Segundo, Francisco Romero.
El grupo de mecánicos está integrado por: Tomislao Córdova, Técnico en equipos motorizados; José González R., encargado de mantención; Oscar Díaz Maldrán, mecánico electrónico. Se encuentran también en esta Base, Carlos Contreras, enfermero; Heriberto Sandoval y Germán León, encargados de abastecimiento, y el Cabo Segundo, José Pino, que oficiará de observador meteorológico.” [13]
Durante su visita, el presidente Frei pudo encontrase con este grupo y recorrer las instalaciones del Pabellón de Servicios Generales, donde estarían ubicados el casino, la biblioteca, los dormitorios y el departamento para radiooperadores. Todo en una construcción de aproximadamente 9 metros de ancho por 30 de largo, según consigna el diario La Nación. La visita contempló también un recorrido por el Pabellón Eléctrico, el Pabellón Meteorológico y un Refugio de Emergencia que se ubicaría a 100 metros de la base central. Todas las instalaciones estarían dotadas del más moderno equipamiento, lo que convertiría a la futura Base Presidente Frei en el centro científico más completo del sector. [14]
Para mediados del mes de febrero, cuando se acercaba la fecha del viaje presidencial y solo faltaban las terminaciones interiores, se preparó el traslado de los equipos y materiales desde la Base Aérea Gabriel González Videla, que cambiaría su régimen de operaciones debido a las condiciones climáticas del sector en el que se ubica, quedando como centro estacional abierto sólo durante los meses de verano. En cambio, la nueva Base Presidente Frei sería el asentamiento antártico permanente a cargo de la Fuerza Aérea, operativo durante todo el año, estableciéndose su entrada en funcionamiento para el 10 de marzo de 1969, con una dotación inicial de 19 personas al mando del ya mencionado Comandante Becerra. [15]
Así, dando cumplimiento a los compromisos internacionales, desde hace 50 años y con algunos importantes cambios en sus instalaciones, la Base Presidente Frei funciona como un enclave estratégico tanto para la ciencia antártica como para la logística de los asentamientos de todas las naciones que se han instalado allí, ya sean permanentes o estacionales, pues su ubicación ha permitido la instalación y operación de las centrales de radio que comunican a las ciudades de Punta Arenas y Puerto Williams las condiciones climáticas y guían la llegada y salida de buques y aviones desde y hacia el continente blanco. [16]
Hoy, el Centro Meteorológico de la Base Frei es uno de los tres centros antárticos que recolecta información atmosférica en la zona. Con un programa riguroso de mediciones cada tres horas, registra diariamente y desde hace 50 años los datos de temperatura, humedad, precipitaciones, viento y otros, incorporándolos al Sistema Mundial de Observación del Clima.
También, y desde hace al menos dos décadas, funciona en el lugar el Observatorio de Radiación Cósmica de la Universidad de Chile, el cual mide cada cinco minutos la radiación solar, además de trabajar en conjunto con otras entidades como la NASA en el registro de datos geomagnéticos fundamentales para comprender el comportamiento del clima en el hemisferio sur. [17]
En materia logística, la Base Frei se convirtió desde sus inicios en un punto de conexión clave para el abastecimiento de las bases antárticas y refugios interiores. [18] Por ello, desde la década de 1980 se hicieron importantes esfuerzos para mejorar e incrementar la infraestructura disponible en la base, mejorando la pista de aterrizaje existente y construyéndose un aeródromo que lleva el nombre de Teniente Rodolfo Marsh Martin en 1980 [19], y agregando todo un conjunto de instalaciones bautizado como Villa las Estrellas, que desde 1984 proporciona vivienda y algunos servicios al personal de aviación, científicos, técnicos y otros profesionales que junto a sus familias viven y trabajan en el lugar y donde incluso hace poco más de 30 años nació Juan Pablo Camacho, el primer chileno concebido y nacido en la Antártica. [20]
Finalmente, conforme todo lo anterior y siendo evidente que nuestro país tiene una especial ventaja territorial respecto de la Antártica. Nos cuesta comprender cómo hoy en el 50o aniversario de este importante hito en la historia de nuestro país, la Base Presidente Frei se encuentre en medio de una polémica debido al estado de deterioro en que se encuentran sus instalaciones, lo que ha significado, por ejemplo, el cierre de su emblemática escuela después de 33 años de funcionamiento, hecho comentado ampliamente por los medios de comunicación durante el mes de noviembre de 2018.
No imaginamos la cadena de acontecimientos que llevó a tal nivel de deterioro, tampoco es nuestro deber como espacio cultural el juzgar las decisiones de otras instituciones o autoridades en el pasado, pero sí consideramos como parte de nuestro quehacer el aportar en la reconstrucción de la historia, la difusión y la puesta en valor de un lugar tan importante como este asentamiento que forma parte de nuestro patrimonio nacional.
Esperamos que el reciente debate surgido entorno a la falta de inversión en el sitio y los anuncios de una renovación, hechos por el actual gobierno, se materialicen prontamente en la modernización del que alguna vez fue uno de los centros de investigación de vanguardia en la región, pues como el propio Presidente de la República señaló en enero recién pasado:
“La Antártica es el continente del futuro. Muchos de los problemas que está experimentando la humanidad hoy día, van a encontrar soluciones en la Antártica” [21].
[1] El primer avistamiento de las tierras heladas se le atribuye al español Gabriel de Castilla en 1603 cuando, en misión de proteger las costas chilenas que por ese entonces formaban parte del territorio colonial español en América, las condiciones climáticas lo habrían llevado más al sur de lo hasta entonces se había navegado. En su desvío habría divisado el archipiélago de las Shetland del Sur. Ejército de Tierra, Ministerio de Defensa, Gobierno de España. Exploradores Antárticos. Los pioneros. En línea <http://www.ejercito.mde.es/unidades/Antartica/antartica/Exploradores_Antarticos/index.html>
[2] Concepto con el en la antigua Grecia se hacía alusión en la cartografía a una tierra dibujada en los alrededores del Polo Sur. Vairo, Carlos Pedro. Terra Australis: Historia de la cartografía de Tierra del Fuego, Patagonia y Antártica. Zagier & Urruty Publications. Buenos Aires, 2011
[3] Instituto Antártico Chileno (INACH). La Antártica nuestra. Una introducción a su conocimiento. INACH, 2006. P.: 72
[4] Ambos se consideran en la actualidad como grandes personajes en la historia de nuestro país y su relación con la Antártica. Ramón Cañas al interior del Ejército y Oscar Pinochet en el gobierno, en la diplomacia y luego como fundador del Instituto Antártico Chileno (INACH)
[5] Ibidem. P.: 73
[6] Como consigna en su preámbulo, los doce gobiernos firmantes del Tratado Antártico son: Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Francia, Japón, Nueva Zelandia, Noruega, la Unión del África del Sur, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y Estados Unidos.
[7] Tratado Antártico. Artículos I y III
[8] Ministerio de Defensa Nacional. Orden Ministerial No3207. Santiago, 22 de mayo de 1969
[9] Ibidem.
[10] Ibidem.
[11] Fuerza Aérea de Chile, Departamento de Comunicaciones. A 50 años de la destrucción en Isla Decepción. Boletín No 19, diciembre de 2017
[12] La Nación. “Con emotivas ceremonias las bases chilenas recibieron al Presidente”. Santiago, 7 de febrero de 1969
[13] La Nación. “Presidente Frei llega hoy a la primera Base Antártica Chilena”. Santiago, 6 de febrero de 1969
[14] Ibidem.
[15] El Mercurio. “Frei en la Base ‘Gabriel González’”. Santiago, 8 de febrero de 1969
[16] Fuerza Aérea de Chile. “Pasado, presente y futuro antártico. Tres obras de infraestructura polar de la Fuerza Aérea de Chile en el Bicentenario”. Sin fecha
[17] Ibidem.
[18] Romero Julio, Pedro. “Síntesis de la historia antártica de Chile”. Instituto de Investigaciones del patrimonio territorial de Chile de la Universidad de Santiago. Colección “Terra Nostra” No 6. Santiago, 1985
[19] El nombre del aeródromo es en honor al joven piloto, pionero en el desarrollo de vuelos hacia la zona austral de nuestro país, quien además es un mártir de la Fuerza Aérea de Chile al dar su vida en el rescate de un vuelo siniestrado en la región de Magallanes a finales de la década de 1930.
Radio Polar. “La razón del que aeródromo antártico lleve el nombre de Teniente Marsh”. En línea <http://www.radiopolar.com/noticia_59737.html>
[20] 24 horas. “Chile en la Antártica: a treinta años del primer chileno nacido en el fin del mundo”. En línea <https://www.24horas.cl/tendencias/espectaculosycultura/chile-en-la-antartica-a-treinta-anos-del-primer-chileno-nacido-en-el-fin-del-mundo—1506774>
[21] Prensa Presidencia. “Presidente Piñera presenta plan para modernizar la Base Frei”. En línea <https://prensa.presidencia.cl/comunicado.aspx?id=89908>
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