Este mes resaltamos la figura de uno de los hombres más importantes dentro del mundo de las ciencias naturales, como la geología, la botánica y que también promovió ideas revolucionarias, Charles Darwin.
Este famoso inglés nació el 12 de febrero de 1809 dentro de una familia liberal y con buena situación económica. Su padre, Robert, y su abuelo, Erasmus, eran médicos. Robert era siquiatra que solía atender pacientes, independiente de si pudiesen pagar por los servicios prestados. Y Erasmus, como su nieto en el futuro, estaba preocupado de encontrar “una explicación natural del origen y desarrollo de la vida”.
En su niñez y juventud, Charles era una persona divertida, que gozaba de lo que le entregaba tanto la jovialidad como su situación económica. Sin embargo, era poco dado a los estudios, por lo que su padre le reprendía con regularidad. Una vez le dijo que, como las únicas cosas que le interesaban era “pegar tiros, los perros y atrapar ratas”, sería “una desgracia” para él mismo y su familia.
Su padre enviudó cuando Charles, el quinto de sus hijos, tenía 8 años. Quizás eso explica el trato severo de su progenitor y haya sido, a la vez, la razón de que el pequeño Charles decidiera afrontar la pérdida de su madre pasando más tiempo con un hermano de su mamá. Podría decirse que era su tío favorito y veremos, más adelante, que en más de alguna vez le ayudó.
Al ser un estudiante mediocre, su padre intenta llevarlo por el camino del trabajo, convirtiéndolo en ayudante de su consulta, registrando los historiales de los pacientes y suponiendo diagnósticos. Era la manera en la que Robert deseaba preparar a su hijo para que siguiera la carrera médica. Años más adelante, Charles, junto con uno de sus hermanos, Ras, entró a estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo, en 1825.
Pero Charles en lugar de prestar atención a sus clases de anatomía, solía visitar a los pescadores de la zona y, entre las redes de estos, buscaba cualquier tipo de especie que le ayudase a llenar su curiosidad. Su interés estaba dirigido en la historia natural.
Y en esta época conoció a varios personajes que le aportaron en conocimiento en el tema. Por ejemplo, el zoólogo y médico Robert Edmond Grant, un experto en esponjas, y John Edmonston, un ex esclavo, que le enseñó a diseccionar aves. Ambas labores que le ayudaron en el futuro y en sus estudios.
CUMPLIENDO SU DESTINO
Dos años le tomó a Darwin armarse de valor y, junto a sus hermanas, lograr convencer al padre de que le permitiera dejar la carrera de medicina. Pero esta vez, Robert decidió que debía ser sacerdote, a pesar de que la familia no era cercana a la religión. Y como ya se comentó lo mal alumno que fue Charles, su padre lo inscribió en clases particulares de latín y griego, que duraron ocho meses aproximadamente. Así, en 1828, Darwin entró al Christ’s College de Cambridge. Dudaba de la solución que le dio su padre, pero pensó que, si se convertía en un párroco rural, podría dedicarse en su tiempo libre al estudio de la historia natural.
Para suerte de Charles, en el Christ’s College estuvo bajo la tutela del reverendo y profesor John Stevens Henslow, botánico que con el tiempo se convirtió en uno de sus grandes amigos. Gracias a Henslow, Charles pudo seguir su interés en la historia natural. Y viajar por el Beagle, que lo llevaría a vivir grandes aventuras a lo largo de su vida
EMPIEZA LA AVENTURA
Charles, luego de titularse, a mediados de 1831, recibe una carta de su mentor, el reverendo Henslow, la que contenía otra misiva. El profesor de astronomía de la Universidad de Cambridge, George Peacock, le ofrecía “circunnavegar el globo a bordo del Beagle”. El capitán de la nave quería un naturalista que le acompañase en el viaje, lo que llegó a oídos de Henslow y recomendó a Darwin.
Nuevamente el objetivo era convencer a su padre. A pesar de estar titulado, Darwin aún necesitaba del apoyo de su padre para este tipo de decisiones. Siendo un joven de 22 años, recurrió a su tío, con el que vivió parte de su niñez y juventud. Este logró que Robert permitiese a Darwin embarcarse en este viaje que lo llevó desde Inglaterra, pasando por América del Sur, Nueva Zelanda, varias islas y volver a su Inglaterra natal. Conoció las costumbres de las personas. Al desembarcar, además de trabajar en sus estudios, solía cazar y llevaba buena parte de la carne fresca que comía tanto él como toda la tripulación. Recolectó un sinnúmero de especímenes que le enviaba sagradamente a Henslow y todo ese viaje quedó escrito en Viaje de un naturalista alrededor del mundo.
El periplo en sí fue enriquecedor para Darwin y le ayudó también con las futuras investigaciones que realizó. Pero no todo fue tranquilidad. A pesar de que tenía una relación de respeto con el capitán del barco, tuvieron algunos problemas por diferencias en opiniones sobre política y religión. Darwin, a pesar de lo estricto que era su padre, creció en una familia con ideas liberales, una de ellas, por ejemplo, la abolición de la esclavitud. Tampoco eran cercanos a la religión cristiana, a pesar de que, al salirse de medicina, su padre le exigiese convertirse en sacerdote. Y el capitán del Beagle en ese momento, no compartía las mismas ideas liberales.
En el mismo viaje, Darwin también enfermó gravemente cuando estaban en los Andes, por el lado argentino. Y al comienzo del viaje solo comía pasas y galletas por los mareos que sufrió. Y también sobrevivió a una erupción volcánica en la isla grande de Chiloé y al terremoto de Valdivia en 1835. Pero la enfermedad se cree que lo dejó debilitado de salud por el resto de su vida. Uno de los hallazgos que hizo Darwin y que le dieron fama cuando volvió a Inglaterra fue una mandíbula con un diente. Era parte del megaterio, un perezoso gigante. Al llegar a Inglaterra, primero pasó los días con su familia, pero no alcanzó a estar ni dos semanas cuando se entera que gracias a Henslow ya era toda una personalidad. Y al ver que contaba con la aprobación de la comunidad científica y también de su padre, finalmente deja la idea de convertirse en sacerdote.
En 1838 decide que es el momento de casarse y hace una lista de pros y contras respecto al matrimonio. Cree que la vida podrá ser más grata con una compañera al lado, una amiga, alguien con quien disfrutar de la música, los libros y las conversaciones tanto triviales como importantes, y si se puede, los hijos también llegarán a alegrar la vida. Y así fue.
Luego de diversas visitas y conversaciones con su prima Emma Wedgwood, en noviembre de 1838 le pide formalmente matrimonio y se casan en enero de 1839.
Ella, como sus hijos, lo recordarán como un hombre gentil. A pesar de llevar una rutina rígida y no gozar de buena salud, siempre tenía tiempo para sus hijos, jugar con ellos y hablar de todos los temas, tanto personales como sociales, con su esposa. Constantemente demostraba que deseaba tener la familia que creó.
Uno de sus ocho hijos enviudó y Darwin lo recibió a él y a sus nietos, demostrando que la familia era uno de sus proyectos más importantes. Y ellos, a su vez, siempre estaban dispuestos a ayudarlos. Por ejemplo, una vez tuvo a toda su familia tocando distintos instrumentos a las lombrices para saber si estas podían oír o no.
A pesar de que por su salud y la lejanía en la que vivía (en Kent, lejos de Londres, además pensar en cómo eran las carreteras y movilización en esa época), Charles siempre estuvo en contacto con sus seres queridos, muchos de ellos científicos que siempre le apoyaron en sus teorías y descubrimientos. Un amigo de él, Thomas Henry Huxley, llegó a recibir el apodo “el bulldog de Darwin” por la fiereza con la que defendió la teoría de El origen de las especies.
Este libro de Darwin, uno de los más conocidos, junto a su viaje en el Beagle, presenta la teoría de que la humanidad esta emparentada con los animales. Pero en esos años, mediados del siglo XIX, las personas, sobre todo el mundo religioso, consideraba que era una atrocidad plantear algo así. Darwin recibió burlas y varias tiras cómicas se hicieron de él con cuerpo de simio. Pero gracias a la lejanía de su casa, poco recibió de esto. Sin embargo, sus amigos científicos estuvieron en diversas discusiones apoyando la teoría que planteaba el naturalista.
Referencias
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