Como cada año durante el mes de marzo, Casa Museo Eduardo Frei Montalva abre diferentes espacios de visibilización del rol de la mujer en la sociedad a través de sus contenidos digitales, actividades y redes sociales. Por ello, este año queremos destacar, en este espacio digital, a una gran chilena, cuya figura ha ido cobrando importancia en los últimos años, pero de la que aún falta mucho por conocer. Nos referimos a Eloísa Díaz Inzunza.
Eloísa Díaz nació un 25 de junio de 1866 en Santiago. Luego de cursar sus estudios primarios y secundarios, y con apenas 15 años, rindió los exámenes para ingresar a estudiar medicina en la Universidad de Chile, situación que causó gran revuelo pues por primera vez una joven se presentaba ante el claustro universitario como aspirante a alumna [1]. Tras un exitoso desempeño frente a una destacada comisión de académicos recibe su diploma de bachiller y comienza sus estudios de medicina en 1881.
Su paso por la universidad no fue fácil, pues el ingreso de mujeres a la Educación Superior era, por aquellos años, algo muy reciente y un fenómeno muy cuestionado por los sectores más conservadores de la sociedad que aún veían la formación profesional femenina de forma negativa pese a haber sido aprobada a finales de la década de 1870 a través de un decreto ministerial.[2] Por lo mismo los procesos de formación y las instituciones no estaban adaptadas aún a la presencia femenina en las aulas, razón por la que, según antecedentes biográficos de Eloísa, ella debió presenciar muchas de sus clases guardando cierta distancia de sus compañeros e incluso se le requirió la compañía de su madre mientras fuera menor de edad. También tuvo dificultades para asistir normalmente a sesiones prácticas donde los futuros médicos examinaban cuerpos masculinos desnudos, debido a lo inapropiado que se consideraba para una mujer en ese entonces.
Sin embargo, pese a todas las dificultades y desafíos, a fines de 1886 Eloísa Díaz se graduó de la licenciatura en medicina y en enero de 1887 se tituló como médico, convirtiéndose en la primera mujer latinoamericana en lograr este objetivo y con apenas 20 años. Su tesis titulada Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y de las predisposiciones patológicas propias del sexo no sólo se convirtió en uno de los primeros estudios estadísticos basado en casos femeninos y las enfermedades recurrentes al género, sino también en una declaración de principios de Eloísa Díaz respecto del rol social de las mujeres y el cuestionamiento a sus capacidades del cuál ella misma fue blanco.
Luego de obtener su título comenzó a especializarse en el área de ginecología, abrió su propio consultorio y se integró al cuerpo médico del hospital San Francisco de Borja. También inició sus pasos en la academia, participando en congresos y desempeñándose como médico y docente en la Escuela Normal de Preceptores donde comenzó a desarrollar una serie de políticas de higiene escolar, que con el tiempo se traducirían en uno de sus grandes aportes.
En pleno cambio de siglo, Eloísa se encontraba ocupando el cargo de Inspector Médico a nivel nacional, deber que ocuparía por tres décadas. Desde este lugar realizó intensos estudios sobre las condiciones higiénicas en las que estudiaban niños y jóvenes de las escuelas públicas, visibilizando los problemas de iluminación, abrigo, ventilación y humedad a los que estaban expuestos, haciendo una fuerte defensa de la necesidad de mejoras que permitieran un adecuando desarrollo académico, como el alcantarillado y el acceso a agua potable y a la atención médica en los establecimientos para combatir enfermedades comunes de la época como la tuberculosis, la fiebre tifoidea, además de la desnutrición y la higiene dental.
Así, uno de sus logros destacables es el haber reorganizado el Servicio Médico Escolar para atender a las necesidades mencionadas y fue una impulsora de la práctica del desayuno escolar que hasta nuestros días se mantiene en la educación pública.
Este y muchos otros logros, tanto en la práctica de su profesión como en el mundo académico, le valieron numerosos reconocimientos, como el de “Mujer Ilustre de América” que recibió durante el Congreso Científico Internacional de Medicina e Higiene realizado en Buenos Aires en 1910.
A los 60 años se retiró del ejercicio de la medicina, llevando una modesta vida hasta su muerte ocurrida en 1950. Hoy se le considera una de las mujeres más importantes de su época, tanto en Chile como en Latinoamérica, sus aportes están vigentes hasta nuestros días y su empeño por insertarse en un mundo dominado por hombres le vale el reconocimiento como una de las pioneras en la lucha por la emancipación femenina y los cambios sociales de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
[1] Ministerio de Educación. Revista de Educación, Eloísa Díaz Insunza: El derecho de la mujer a la educación universitaria. Disponible en línea http://www.revistadeeducacion.cl/eloisa-diaz-insunza-el-derecho-de-la-mujer-a-la-educacion-universitaria/
[2] Archivo Nacional de Chile, Decreto Amunátegui. Mujeres a la Universidad. Disponible en línea https://www.archivonacional.gob.cl/616/w3-article-8046.html?_noredirect=1
[3] Eloísa Díaz, Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y de las predisposiciones patológicas propias del sexo, p. 5. Disponible en línea http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-7970.html
Comentarios cerrados.