Al cumplirse 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, nuestro objeto del mes está dedicado a la relación del ex Mandatario con El Vaticano, y el reconocimiento a su compromiso intelectual con la Doctrina Social de la Iglesia y el pensamiento social cristiano, influyendo desde la la creación de la Falange Nacional a la Reforma Agraria.
La relación que EFM estableció con el Vaticano se llevó a cabo a través de distintos momentos que se fueron entrelazando desde su etapa como un joven estudiante y dirigente universitario y continuó una vez dejada la presidencia en la década de 1970. A lo largo de su vida esta relación fue estrechándose hasta lograr una cercanía con las más altas autoridades de la Iglesia Católica del siglo XX, quienes vieron en este hombre católico a un intelectual comprometido con los principios y valores del pensamiento socialcristiano, como también al político capaz de llevarlos a cabo respetando los principios humanistas y democráticos que lo distinguieron en su trayectoria pública.
El punto más alto de esta relación es cuando en julio de 1965, en el marco de su Gira de Estado por Europa, es recibido en audiencia privada por el Papa Paulo VI junto a su esposa María Ruiz-Tagle y la comitiva que lo acompaña. En el encuentro realizado en la Santa Sede, el Papa obsequia al Presidente una figura representando a “La Virgen con el Niño” que se encuentra actualmente en el Hall de entrada de la Casa Museo, mientras que a su esposa le entrega un rosario de cristal de roca, que se mantiene en el dormitorio principal de la casa. El Pontífice se refirió con estas palabras a Eduardo Frei Montalva: “Vosotros véis en la persona de vuestro Presidente, la segura esperanza de la formación nueva. Véis como Chile enfrenta los problemas modernos, con cuanta sagacidad, con cuanta energía, con cuanto deseo del bien común, con cuanta atención para las clases que mayormente necesitan ser asistidas y llevadas a un nivel de vida moderna y civilizada”(1) .
El día previo a este encuentro, el entonces Presidente había recibido la visita de Monseñor Angelo Dell’Acqua quien lo condecoró con el Gran Collar de la Orden Pía de la Santa Sede del Vaticano. Este es uno de los honores más importantes que otorga la Santa Sede, y es entregada a distinguidos católicos, siendo creada en 1847 por el Papa Pío IX en honor al Papa Pío IV. Es además reconocida como la tercera Orden en jerarquía de la Iglesia.
La significancia de esta condecoración entregada por el Vaticano se puede comprender al revisar su trayectoria personal. Siendo estudiante de derecho en la U. Católica y como activo integrante de la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC), Eduardo Frei Montalva junto a un grupo de jóvenes, son influenciados por los principios emanados de la Encíclica Rerum Novarum (1891) de León XIII, la cual contiene los grandes lineamentos para la acción social por los cuales transitará la Iglesia Católica a lo largo del siglo XX, junto a la Encíclica Quadragessimo Anno (1931).
Es en este contexto, comienza a afirmar sus convicciones humanistas y socialcristianas, publicando activamente en la Revista REC a favor de la aplicación de la doctrina social (2). Este temprano compromiso se ve recompensado cuando en diciembre de 1933 es enviado a Roma junto a su amigo Manuel Garretón, al Congreso Iberoamericano de Universitarios Católicos, siendo nombrados como agregados culturales ad-honorem ante el gobierno de Italia y el Vaticano e invitados por el Embajador de Chile ante la Santa Sede, Luis Eguiguren, a la canonización de la francesa Santa Bernardita Soubirous (de Lourdes) en la Basílica de San Pedro. En el ámbito del Congreso, fue elegido Secretario General por lo miembros de los países iberoamericanos participantes, y con esta designación tuvo la oportunidad de hablar ante el Papa Pío XI, la Curia Romana y asistentes en la clausura de este evento en representación de la juventud del continente (3).
Este contacto con el Vaticano es crucial en el posterior ideario del pensamiento de Frei Montalva, y llevó en 1938 a la Falange a configurarse como partido por sí solo, como una alternativa caracterizada por amparar los valores del social cristianismo, más allá de ser un simple freno al comunismo.
Asimismo buscando apoyo en el extranjero, Frei Montalva mantiene correspondencia con Monseñor Giovanni Battista Montini, donde explica las motivaciones e idearios de la Falange en medio de la pugna que mantiene con el Partido Conservador (4).
Mientras, el Papa Juan XXIII prosigue con la línea de encausar la modernización de la Iglesia. En 1961 aparece la Encíclica Mater et Magistra con motivo de los 70 años de la Rerum Novarum.
El documento actualizaba la doctrina social de la Iglesia de forma radical y profunda, promoviendo la defensa de las libertades, llamando a superar las desigualdades por medio de un desarrollo económico que debía estar a la par del desarrollo social, junto con integrar dos temas claves: la necesidad de un desarrollo equitativo en el sector agrícola y la proporcionalidad en las normas tributarias (5).
El vínculo ideológico entre el Vaticano y Frei Montalva se va estrechando, ya que el entonces Senador en sus escritos y ponencias en el Congreso Nacional sobre la base de los fundamentos del pensamiento socialcristiano, promoviendo la mejora de la situación de la industria agraria, la superación de la pobreza del campesinado y profundizar en el desarrollo de políticas para el uso adecuado de la tierra, generación de créditos, aportes al desarrollo de la infraestructura, educación y formación del campesinado, fundamentos sustantivos de la futura Reforma Agraria (6).
En este espíritu reformista, Juan XXIII convocará al Concilio Vaticano II (7), el cual se inicia el 11 de octubre de 1962, en la Basílica de San Pedro de Roma. El objetivo era reflexionar sobre temas sensibles a la Iglesia en el contexto de la posguerra (8). El Cardenal Raúl Silva Henríquez será el representante nacional encabezando el grupo de obispos chilenos participantes en el evento. Anticipándose al proceso de Reforma Agraria, la Iglesia chilena, entregó al campesinado cerca de 5000 hectáreas de tierra cultivable pertenecientes a fundos del Arzobispado de Santiago y del Obispado de Talca en la séptima región en mayo de 1962 (9).
Juan XIII fallece en junio de 1963, y asume la Santa Sede un antiguo conocido de Eduardo Frei Montalva: Monseñor Montini, convirtiéndose en el Papa Paulo VI, clausurando el Concilio el 8 de diciembre de 1965 en la Plaza de San Pedro. La utilización de las lenguas vernáculas de cada país en el oficio de la misa en vez del latín, la simplificación de ritos complejos y estimular la participación de movimientos laicos al interior de la Iglesia son algunos de los hitos que son visibles hasta el día de hoy tras el Concilio.
En torno a este evento histórico, Casa Museo tiene en su Colección de Numismática medallas que conmemoran los pontificados de Juan XIII y Paulo VI, junto con una medalla del Concilio Vaticano II en la que aparece el busto del Papa Juan XXIII, y otra conmemorando la IV y última Sesión Concilio Vaticano II con imagen del Papa Paulo VI orando.
Finalmente una vez dejada la Presidencia, Eduardo Frei Montalva mantiene el contacto con la Santa Sede. A fines de la década de los ’70 es recibido en audiencias por Juan Pablo II, e inspirado en los Mensajes de Paz de los años 1980- 1981 emitidos por el Santo Padre, publica su último libro “El Mensaje Humanista” (10), enviándole una copia. El Cardenal Achille Silvestrini, uno de los secretarios del Pontífice agradeciendo el envío, le dirige una carta con una elocuente repuesta que condensa el reconocimiento del Vaticano a la labor y compromiso de toda una vida: “Le agradezco cordialmente esta atención, que me permite expresarle mi sentido aprecio por su cristiana solicitud en ilustrar las enseñanzas de su Santidad, Juan Pablo II, poniéndolo como fundamento de la sociedad moderna para una pacífica y fecunda convivencia social y política” (11).
Notas
(1) Chile En Europa, p 23.
(2) Gazmuri, C. Eduardo Frei Montalva y su época. p. 123.
(3) Ibíd., 165; Frei Montalva, E. Memorias, p. 48-49
(4) Cfr. nota al pie Carta de Eduardo Frei a Mons. G. B. Montini, explicando qué es la Falange, en Gamzuri, p 353.
(5) Cardenal Raúl Silva Henríquez: pensamientos inspirado en la enseñanza social de la Iglesia, Foro: “Espacios de Participación en una economía globalizada”.
(6) El socialcristianismo: una fórmula eficaz y constructiva de gobierno. Discurso radial. 28 Oct. 1951, en Sentido y forma de una política. Santiago: Editorial del Pacífico, 1951.
(7) El primero se había realizado entre diciembre de 1869 y octubre de 1870, convocado por Pío IX
(8) Piñera, B. El Concilio Vaticano II ¿Qué fue? ¿Qué Hizo?. Ed. Paulinas, Santiago. p. 5.
(9) Correa Sutil, S. Historia del siglo XX Chileno. Ed. Sudamericana. Santiago, p.219.
(10)Frei Montalva, E. El Mensaje Humanista. Ed. Aconcagua. Santiago 1981.
(11) Carta enviada por Achille Silvestrini, Vaticano, 23 de septiembre de 1981. Archivo Histórico Casa Museo Eduardo Frei Montalva.
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