Qué había antes del Estadio Nacional
En la actualidad tenemos al Estadio como este gran lugar en el que hoy no solo compiten atletas y equipos por un premio que los catapulte a ser parte de la élite deportiva. En el mismo lugar también se ha podido disfrutar de los más variados artistas musicales, tanto nacionales e internacionales, y desde la década del 60 ha tenido un carácter cívico al ser el centro de votación más grande del país, teniendo 185 mesas y esperando a alrededor de 60 mil votantes para las elecciones.
Pero mucho antes, a fines del siglo XIX, el lugar en el que ocurría de todo era en el puerto de Valparaíso. Un centro económico importante del país, que recibía constantemente extranjeros de distintos lugares, asentándose así una “influyente comunidad británica” que comenzó a hacer habitual la práctica de distintos deportes, o como se les decía en ese tiempo, sports.
En canchas improvisadas en parques y potreros, las personas practicaban deportes como el fútbol, cricket, tenis, caza a caballo o golf, y una de las primeras competencias deportivas masivas fue una carrera de caballos “a la inglesa” en Placilla (Quinta Región), la que llegó a convocar a alrededor de seis mil personas (siglo XIX, década 1860, 1870).
Por esa misma época, en Santiago también se logró convocar a un gran número de personas asiduas en ese momento a asistir a estas competencias deportivas, utilizando espacios públicos recreacionales como el Palacio Cousiño o la Quinta Normal, dándole así un nuevo uso a dichos espacios.
De esta manera, estos deportistas, ya sean considerados profesionales o amateurs, comenzaron a sentir la necesidad de tener espacios establecidos no solo para practicar algún deporte, también para realizar competencias. Para esto nacieron lugares como el Estadio Santa Laura en 1922, o el de Carabineros, en 1924. Anterior a este y que termina conectándose con el tema a tratar, desde 1918 la población usaba los Campos de Sports de Ñuñoa. Espacios que no solo eran para practicar fútbol, también tenían velódromo, piscina y/o canchas para tenis.
Casi 30 años para un Estadio Nacional
¿Por qué tomó tanto tiempo la construcción de este coliseo? Por falta de ganas no fue, pero sí hubo varios cambios durante el tiempo, sobre todo pensando en el espacio geográfico idóneo para la construcción.
El primer gran hecho que llamó la atención del Ejecutivo de esos años fue una gran manifestación ocurrida en 1909. El 20 de mayo, alrededor de unas 15 mil personas pertenecientes a distintas instituciones deportivas, se organizaron y marcharon por la Alameda pidiendo un lugar específico, de gran magnitud para poder realizar distintos deportes y, por qué no, albergar competencias de nivel internacional.
De esta manifestación nacieron dos cosas: la creación de la Federación Sportiva Nacional y un sensible mensaje por parte del presidente Pedro Montt (y también el ministro de Instrucción, Emiliano Figueroa) que le envío al Congreso en 1910 pidiendo que se invirtiera hasta 200 mil pesos en el proyecto. También pensaron en el lugar y quién estaría a cargo del proyecto (predio fiscal en Lo Espejo y el arquitecto José Luis Mosquera) para que en el futuro el espacio fuese ocupado para realizar “ejercicios físicos y concursos sportivos”.
Como se dijo, un motivo que dilató la construcción del estadio fue definir el espacio. En 1916 hubo un avance, se colocó la primera piedra en el predio de la Federación en Renca, con la participación del presidente Juan Luis Sanfuentes. Pero solo fue eso.
En 1918, un diputado muy preocupado por los deportes e impulsor de la educación física, Héctor Arancibia, presentó un proyecto de ley que buscaba construir un estadio nacional. Pero no logró avanzar mucho más. Desde esta iniciativa hasta 1934, hubo varios impulsos motivados por distintas personas, sobre todo quienes participaban arduamente en algún deporte.
Y en agosto de ese mismo año, por medio del Decreto n°6471 por parte del presidente Alessandri Palma, se crea una comisión para que estudie y elabore un proyecto. Esta sí es la “primera piedra” del Estadio Nacional.
Se pensaron en varias opciones para situar este centro deportivo: la Escuela de Agronomía de la Universidad de Chile, el Parque Cousiño, la Quinta Normal, Lo Contador, Maipú y también, y de nuevo, Renca.
Es importante comentar que a pesar de que era un sueño compartido no solo por deportistas, también políticos y personas parte de la sociedad en general, los costos eran algo que preocupaba tanto a adeptos como detractores.
Finalmente, el Ejecutivo fue quien cerró la discusión y en enero de 1937 se transfirió al fisco la chacra Lo Valdivieso de Ñuñoa, para al mes siguiente comenzar la construcción de lo que hoy conocemos como el Estadio Nacional.
Los encargados del proyecto fueron Ricardo Muller, Aníbal Fuentealba y Roberto Cormatches, todos funcionarios del Ministerio de Obras Públicas. La empresa constructora fue Salinas y Fabres y se ocuparon solo materiales chilenos, excepto la iluminación que provenía de Alemania.
Inaugurándose una parte del estadio el tres de diciembre de 1938, con una capacidad para 52 mil personas.
Una penumbra en medio de la luz del deporte
Horas después del golpe de Estado de 1973, el recinto deportivo se convirtió en el más grande centro de detención y de tortura.
Uno de los militares que fueron parte de la junta que preparó el golpe militar, el general Óscar Bonilla, contó por qué consideraron al recinto deportivo como centro de detención: fueron “detenidas en Santiago alrededor de unas 6,000 personas y que las mismas habían sido conducidas al Estadio Nacional por no contar Santiago con cárceles suficientes para ese número elevado de personas”. Eso sí, el mismo general comentó también que los tratos eran humanos, y que sobre las torturas de las que hablaba la prensa internacional no eran tales.
Pero el día de hoy, lo expresado por ese general, sabemos que no fue así. Y respecto al número de detenidos, también fue algo que tuvo variaciones y por distintos motivos. Uno de estos, por ejemplo, que muchas veces las personas detenidas prevenían de otros centros de detención o allanamientos en las poblaciones, que muchas veces algunos salían a otros lugares luego de pasar por los extenuantes interrogatorios y torturas guiadas por los militares, y también como contó un ex capitán de la FACH: “existía un gran desorden en las listas”, muchas hojas sueltas, con nombres escritos a mano sin ningún tipo de orden. “Nunca, durante los tres meses de ocupación del Estadio se pudo elaborar una lista completa de los detenidos al interior de este y el porqué de la detención y reclusión de la mayoría de los detenidos, siendo incluso inútil la ayuda prestada hacia fines de septiembre por el Departamento de Ingeniería de la Pontificia Universidad Católica de Chile, desde donde se ofreció soporte técnico digital al Comandante del Campo, Coronel Jorge Espinoza Ulloa. Esta ayuda se tradujo en la instalación de una computadora en la Sala de Registro y Control.”
Las personas detenidas en el Estadio Nacional que fueron llevadas a otros centros de detención pudieron ver como la vida común y corriente sucedía, escuchando las risas de los niños jugando en la calle, mientras caminaban desde el recinto a los automóviles que los transportarían.
El Estadio Nacional desde finales de los 80 hasta hoy
En la historia próxima se puede decir que el Estadio Nacional cambió su uso para recibir a grandes artistas. Recordemos que al construirse se pensó en albergar a aproximadamente a 50 mil personas.
El primer show artístico masivo fue el recital de Rod Stewart, un siete de marzo de 1989, el cual duró dos horas aproximadamente y tocó clásicos como Hot Legs y Da Ya Think I’m Sexy?.
Años posteriores se presentaron artistas como Silvio Rodríguez (en 1990 y luego de tener prohibido presentarse en el país), Cyndi Lauper (1989), Bon Jovi (1990), David Bowie (1990), Eric Clapton (1990 y 2001), Guns N’ Roses (1992, 2016 y 2022), entre muchos más. Y respecto a las bandas nacionales, están Los Tres y Los Prisioneros (2001), entre también muchos más.
Respecto a las visitas oficiales que se han recibido para ser homenajeadas o que han dado discursos en este lugar podemos nombrar a la Reina Isabel II (1968), Fidel Castro (1971), Pablo Neruda (1972) y Juan Pablo II (1987). También políticos chilenos han usado este espacio para entregar sus discursos, como Salvador Allende o Patricio Aylwin, ambos durante sus respectivas presidencias.
Antes de finalizar, es necesario destacar dos sucesos históricos sobre el Estadio. Primero, cuando fue declarado monumento nacional y segundo, cuando pasó a llamarse Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos.
Respecto al nuevo nombramiento del estadio, fue luego del fallecimiento del comentarista deportivo Julio Martínez. Y por medio de una moción de diputados y diputadas, en junio de 2008, se decidió que el Estadio Nacional pasara a denominarse «Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos»; una manera de homenajear a este gran personaje.
Respecto a la declaración, esto fue el agosto de 2003 y los motivos por la designación fueron: que “fue planificado como un gran equipamiento deportivo y recreacional para la ciudad, en el marco del primer Plan Intercomunal de carácter Metropolitano para Santiago realizado por el urbanista austríaco Karl Brunner, marcando un cambio en la sociedad de la época y convirtiendo al deporte en una manifestación de connotación pública y masiva.”
También que “su estilo es representativo de la arquitectura moderna, transformándose la imagen del Coliseo Central en un icono significativo dentro de nuestra identidad colectiva, emplazado en un terreno de aproximadamente 58 hectáreas, que por su tamaño destaca en el tejido urbano de la ciudad de Santiago.”
Además, “pertenece a la memoria colectiva por los importantes eventos deportivos presenciados por varias generaciones de chilenos, donde en 1962 se realizó el Mundial de Fútbol, desde varias décadas se han celebrado los «clásicos universitarios», como también competencias atléticas, tenísticas de ciclismo y natación, de carácter nacional e internacional, entre otras competencias deportivas.”
Y por último esta marca que tiene sobre la historia política y cívica de nuestro país, cuando “a casi 30 años de estos tristes acontecimientos se hace necesario recuperar ese trozo de memoria histórica de lo que allí ocurrió, y preservarlo como recuerdo para las futuras generaciones, constituyendo un punto de difusión y educación de los derechos humanos.”
Referencias
Fotografías
Comentarios cerrados.