Tras la proclamación del alpinismo como patrimonio cultural inmaterial desde UNESCO, Casa Museo EFM recuerda las expediciones a Torres del Paine (1957-1958) y Polo Norte (1971), en cuya histórica conquista participó un chileno. La exposición está disponible en nuestra Galería digital.
Corría el año 1954 y bajo la presidencia de Carlos Ibáñez del Campo se fundaba la Escuela de Montaña del Ejército de Chile “Río Blanco”. El entonces Teniente del Ejército de Chile, Arturo Aranda Salazar, sin saber lo que le tenía preparado el destino, logró ganarse una beca en la Escuela Militar Alpina de Aosta, Italia. Su destacada participación como instructor de montaña durante el curso, sumado a sus aptitudes y habilidades, le significó integrar dos extraordinarias expediciones: Torres del Paine (1957-1958) y la conquista del Polo Norte (1971).
Ese es el épico relato que aborda “De la Patagonia al Polo Norte: italianos y chilenos en la conquista de las últimas fronteras del mundo”, nueva exposición de Casa Museo Eduardo Frei Montalva, realizada por alumnos del Máster en Historia y Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad de los Andes. A través de fotografías y texto, la muestra recorre las fascinantes expediciones comandadas por el Conde Monzino donde participaron chilenos. Su inauguración, abierta al público, tuvo lugar el jueves 5 de marzo a las 12 hrs. en la sala audiovisual de Hindenburg 683, Providencia y contó con el testimonio vivo de Arturo Aranda Salazar, compatriota y último sobreviviente de dichas hazañas. En palabras de la subdirectora de Casa Museo EFM, Maite Gallego, “estamos ante la memoria viva de un momento de relevancia histórica y mundial como es la conquista del Polo Norte. Gracias a don Arturo Aranda y el equipo de investigadores de la Universidad de los Andes, esta historia llega a un museo que dedica parte importante de sus esfuerzos a la difusión y reflexión del siglo XX en Chile y el mundo”.
Esta exposición se inaugura en el marco de la reciente proclamación del alpinismo como patrimonio cultural inmaterial por parte de la UNESCO en diciembre de 2019, tras una solicitud conjunta de las comunidades de montañeros y guías de Francia, Italia y Suiza. Esto, debido a que “requiere aptitudes físicas, técnicas e intelectuales, y se caracteriza por una cultura compartida, familiarizada con los entornos de alta montaña, la historia de la escalada y los valores asociados”, según pronunció la organización internacional.
“Una colección única, reveladora e inédita”, afirman Josselin Aranda, Juan Pablo Valdés y Raúl Ruz, investigadores de la exposición, quienes al trabajar la colección privada de Arturo Aranda Salazar han visto en ella una necesidad imperante de poner en valor y dar a conocer el hito, el cual sobrepasa su calidad de aporte histórico para ser también un aporte a la concientización y cuidado del patrimonio natural.
A fines de la década de los 40, Aranda Salazar ingresó a la Escuela Militar como Cadete, no obstante, tras egresar de dicha Escuela del Arma de Infantería, la atracción que sentía por las incursiones a la montaña lo llevó a ser parte de la generación fundadora de la Escuela de Montaña del Ejército de Chile en Río Blanco y de la Especialidad en Montaña, para el año 1956. Tras finalizar con éxito sus estudios, ganó una beca en la Escuela Militar Alpina de Aosta, Italia.
En 1957, mientras el entonces Teniente del Ejército de Chile terminaba el curso, unos de sus instructores, el italiano Jean Bich, le menciona que el famoso Conde Guido Monzino estaba interesado en conversar con él. Ese contexto sería el inicio que llevaría a militares chilenos y alpinistas italianos a ser protagonistas de algunas de las principales expediciones comandadas por el noble italiano.
Fue aquella a Torres del Paine (1957-1958), que contó con la participación de integrantes de ambas naciones y un médico local proveniente de Punta Arenas, una de las más relevantes, que sin embargo permaneció en el anonimato hasta hoy. Bajo el mando del Conde, tanto Italia como Chile lograron conquistar la Cumbre Bariloche, el Paine Grande y la Torre Norte.
Tras el éxito, el Conde Monzino invitó a participar de una nueva exploración a Arturo Aranda Salazar, entonces Mayor de Ejército de Chile. La aventura en dicha ocasión sería la fase preparatoria a la conquista del Polo Norte en Groenlandia Occidental en 1969. No obstante, la misión se inició en 1971, enfrentando al Mayor Aranda a uno de los desafíos más importantes de su vida.
Solo con vestimenta esquimal y trineos tirados por perros, llevaron a cabo la conquista del Polo Norte, transformándose en la segunda llegada de un grupo humano al punto cero del planeta. Contra todo pronóstico, el 19 de mayo de 1971 y luego de una travesía de 78 días, el equipo consiguió la anhelada meta tanto para Italia como para Chile. En palabras de Arturo Aranda Salazar, actual Brigadier en retiro del Ejército, “siempre predomina en los grandes hitos alcanzados la bandera de gloria, la patria. El nombre de exploradores y alpinistas queda inscrito en la historia como un ejemplo de esfuerzo, valor, presencia de ánimo y un legado para las futuras generaciones”.
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