Destacado del mes | “Construir la chilenidad”, según Pedro Aguirre Cerda

28 de agosto de 2020

En septiembre, mes de celebración de Chile, Casa Museo EFM recuerda la iniciativa del gobierno radical de Pedro Aguirre Cerda, orientada hacia la construcción de una “chilenidad” a través del bienestar de la población, unida en un nuevo sentimiento de orgullo.

En el siguiente artículo repasaremos cómo se proyectó para mejorar la vida de los chilenos.

Un poco de contexto

Pedro Aguirre Cerda, 1938. Colección del Museo Histórico Nacional de Chile.

Durante la presidencia de Pedro Aguirre Cerda (1938-1941) ocurrieron varios hechos que acapararon su inmediata atención: el terremoto de Chillán, en 1939, o la recepción de los refugiados de la guerra civil española que viajaron a bordo del Winnipeg para desembarcar en Valparaíso ese mismo año. Sin embargo, a pesar de estos eventos inesperados, el Presidente llevó a cabo políticas públicas que se enfocaron en mejorar las condiciones de vida de la población chilena, para lograr que el país fuese industrializándose y creciendo gracias al trabajo de su propio pueblo.

Retrocediendo, para cuando apareció la candidatura y posterior triunfo de Pedro Aguirre Cerda, Chile aún vivía los daños provocados por la crisis del 29 y seguían en la memoria varias de las protestas que demandaban protección social por parte del Estado, debido a la precariedad en la que estaba sumida la población en cuanto a necesidades básicas como la salud, educación y alimentación.

 “Paralelamente a esta labor (alimentar al pueblo y que las condiciones higiénicas, para que vuelva a ser el hombre resistente. Está en el párrafo anterior) hay que preocuparse de darle la educación y cultura necesarias para que pueda no solo aprovechar para sí mismo aquellas condiciones, sino también proyectar su redentora influencia hacia las generaciones futuras.

Sin hombres fuertes no hay Nación ni Estado y sin hombres cultos no hay República ni Democracia”[1].

El Presidente radical consideró tres pilares claves para la formación de la sociedad civilizada: salud, educación y democracia. En el caso de la última, vio que estaba arraigada en el imaginario social de la población chilena; no así educación y salud, en los que debería enforcarse para llevar a cabo estas mejoras.

Aguirre Cerda no concebía que la población pudiese estar bien ni sentirse bien consigo misma, si el cuerpo y la mente no respondían para rendir de manera óptima. Además, el Presidente buscaba que existiese un sentimiento colectivo que aunara a las familias chilenas, para que todas trabajasen por un futuro país, actuando con una misma escala de valores.

Importante fue educar a las personas en medidas de higiene y alimentación para que no estuviesen tan expuestas a las enfermedades de la época, como la desnutrición, que lleva a la poca capacidad física y mental para poder aprender.

Portada del documento Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres. De la Presidencia de la República, Secretaría General de la Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres. Santiago. 1940. Empresa Editora Zig-Zag

También necesitaba alejar a la población de los vicios, los que suelen ser producto de enfermedades sociales y de la pobreza económica existente en una sociedad; o sea, construir una moral, una fuerza de espíritu en cada individuo y llevarlos por el camino correcto. Y para lograr este sentimiento colectivo conceptualizó el patriotismo, el ser chileno y sentirse orgulloso de ello. No solo relacionándolo a una identidad nacional, si no a la raza, enlazando la chilenidad con una serie de características, como por ejemplo, la dignificación y disciplina en el trabajo, “la valentía, el sentido guerrero, la sobriedad, el amor a la patria, la moralidad doméstica severa, el rechazo a los afeites, el carácter parco, el predominio de la sicología patriarcal, etc.”[2].

Así, además de preocuparse de la educación formal, construyendo más de 500 escuelas y sextuplicando el número de alumnos matriculados[3], dio forma una institución en la que las familias podían aprender y encaminarse en este camino virtuoso: la Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres.

“Ese amor propio nacional nace de la tradición de la bellísima naturaleza, que ayuda en crecer de manera física y moral, permitirá hacer que la gente sea más fuerte y contribuya de manera óptima en la acción civilizadora armonizando razas, religiones y países.

Por lo mismo, llama a todos los chilenos a cooperar en una campaña sagrada para fortificar nuestra raza y estimular los medios que ayuden a una mayor alegría de vivir en nuestro pueblo”[4].

La nueva institución de “ser chileno”

Imagen de un hogar de barrio con algunos de los usos de los espacios. Del documento Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres. De la Presidencia de la República, Secretaría General de la Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres. Santiago. 1940. Empresa Editora Zig-Zag.

Esta Defensa de la Raza y Aprovechamiento de las Horas Libres, estaba bajo el alero del Ministerio del Interior, y la Secretaría de la República era la principal organizadora de su funcionamiento.

La idea era que cada comité vecinal se organizara para construir Hogares en los que las familias podrían pasar tiempo de esparcimiento luego de la jornada laboral, días libres, feriados y fin de semanas. Esta figura del Hogar, correspondía al refugio y espacio en el que se llevarían a cabo todos los programas de Pedro Aguirre Cerda para mejorar la vida de las familias chilenas.

Cada comité de vecinos buscaría los espacios y reuniría los fondos para, primero, construir y, luego, hacer funcionar los Hogares. Tendrían diversos usos y en ellos se realizarían diversas actividades, tanto culturales como deportivas. En su interior se alojarían bibliotecas y auditorios en los que se harían charlas y eventos que tuviesen relación con el sentir de lo chileno. También integrarían salas solares, en los que las personas recibirían el sol y toda la fuerza que este entrega al cuerpo humanos, complementadas con prácticas de basquetbol, futbol, atletismo, entre otras. Y para los más pequeños, juegos infantiles y salas de clases para reforzar lo que ya veían en los colegios.

El ámbito social en general estaba previsto dentro de los Hogares gracias a la creación del Programa acción social. Ayudarían directamente a la población, por ejemplo, con oficinas de empleo, tratamiento médico-dental y la posibilidad de tener visitas sociales. Además, contarían con servicios de peluquería, baños, duchas y restaurantes populares. Quedaba prohibida la venta de alcohol, exceptuando durante la hora de almuerzo y la comida. Fuera de los Hogares también se realizarían actividades, programando excursiones y visitas a museos de arte.

También existía la posibilidad de que los comités tomaran a su cargo algún parque o plaza que atenderían para que sirviesen como espacios de reposo y cultura.

Imagen del Parque Reposo y Cultura del Parque Cousiño, actual Parque O’Higgins. Del documento Defensa de la Raza. 1939-1941. Santiago. 1940. Empresa Editora Zig-Zag.

Lo que quedaba estrictamente prohibido dentro de los Hogares, era que sus miembros hiciesen algún tipo de “conversión política, internacional o religiosa, y actividades o actitudes que no sean morales o no se respete ni se considere a las personas que son bien educadas”[5].

Se pretendía que tantos los Hogares como los parques fuesen lugares geográficamente cercanos a la comunidad, por lo mismo, se organizaban por barrio. Para ejemplificar, se usó el Parque Cousiño (actualmente el Parque O’Higgins).

En “diciembre de 1939 se dio comienzo a la creación del primer Parque de Reposo y Cultura, con la construcción del ‘Hogar Parque Cousiño’, la principal obra de la Institución, que vendrá a ser una verdadera Universidad Popular, con todos los servicios necesarios al perfeccionamiento técnico y cultural de las clases particulares”, contaba el arquitecto asesor del proyecto, Jorge Aguirre Silva, en Defensa de la Raza 1939-1941[6], y nombrando a otras instituciones que se sumaron al proyecto, aportando con terrenos y construcción de estos espacios, como el Hipódromo Chile, las Cajas de Previsión de los Empleados Públicos y Particulares, el Ministerio de Fomento en conjunto con el Regimiento de Ingenieros Militares.

Presentación del documental ¿Qué es la chilenidad?

Esta preocupación de lo que hacía la gente en su tiempo libre, así como que tuviesen actividades enriquecedoras y espacios adecuados para desarrollarlas, tuvo una fuerte campaña por parte del gobierno. Se crearon diversas propagandas y eventos masivos en torno al deporte para que la gente participase. Un ejemplo de esto es el documental ¿Qué es la chilenidad?[7], encargado por el gobierno radical a Emilio Taulis, para explicar y promocionar este nuevo concepto.

En él, se observa como el primer eslabón que compone esta idea de chilenidad y de raza es el Ejército, quienes, como grupo, poseen cualidades que son extrapolables al resto de la población. Acá también se ve la importancia que se le da a la actividad física. Las revistas de gimnasia realizadas con un gran público dan cuenta de la trascendencia que tiene el ejercicio para el cuerpo y la mente.

Herencia de chilenidad

A pesar de las intenciones de Pedro Aguirre Cerda quien, durante los años que vivió en Europa[8] se inspiró en el desarrollo de esta política pública de engrandecer el sentimiento de ser chileno, a corto plazo podemos ver que la institución no perduró. Un ejemplo es lo que ocurrió con la construcción de uno de los Hogares Modelos en Parque O’Higgins. Luego de años de tener distintas funciones, actualmente funciona como Casa Central de la Universidad Bernardo O’Higgins.

Sin embargo, el alma de esta política pública sí sobrevivió. Hasta el día de hoy se construyen espacios públicos para que la población siga su proceso de culturización anexa a la que ocurre en los establecimientos educativos.

A pesar de que hoy en día el sistema educativo prioriza el conocimiento concreto e intelectual, la educación física no ha sido del todo borrada y aún existen espacios para que los estudiantes puedan realizar deportes sin mayores obstáculos, así como actividades culturales obligatorias en las que debe participar el estudiantado. A pesar de ya las instituciones no ponen como centro esta idea de raza, sí continúan enfocándose en mejorar la vida de la población.


 

[1] Programa de gobierno “La doctrina radical”. En http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-7818.html
[2] “Chilenidad y memoria audiovisual”, por Carlos Molina González. Revista Séptimo Arte N°4. Octubre, 2010. En https://issuu.com/r7awebmaster/docs/r7a-4v2
[3] http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-3647.html
[4] Defensa de la Raza. Aprovechamiento de las horas libres. Empresa Editora Zig-Zag. Santiago. 1940. En http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8768.html
[5] Defensa de la Raza. Aprovechamiento de las horas libres. Empresa Editora Zig-Zag. Santiago. 1940. En http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8768.html
[6] En http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8769.html
[7] Documental en http://cinetecavirtual.uchile.cl/cineteca/index.php/Detail/objects/2615
[8] http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-96674.html

 

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