Destacado del mes: «100 años del Club Deportivo Colo-Colo»

2 de abril de 2025

A cien años de la fundación de Colo-Colo, vale la pena recordar no solo el nacimiento de un club icónico, sino también cómo su fundador, David Arellano, transformó para siempre el fútbol chileno. Su visión fue clave para profesionalizar un deporte que, hasta entonces, era visto más como una entretención de domingo que como una disciplina seria.

Un fútbol sin profesionalismo

En la década de 1920, el fútbol en Chile distaba mucho del espectáculo organizado que conocemos hoy. Era una práctica recreativa que se jugaba los fines de semana en colegios o instituciones sociales. Los clubes eran financiados por sus propios socios mediante cuotas, que permitían construir canchas, camarines y espacios de reunión.

Además, los jugadores no recibían sueldo y, en muchos casos, llegaban sin preparación o incluso en estado de ebriedad a los partidos. A pesar de la existencia de instituciones que intentaban ordenar la actividad, Chile estaba muy lejos del nivel de países vecinos que ya daban pasos firmes hacia el profesionalismo.

Del quiebre con Magallanes a la fundación de un nuevo club

“Football y footballistas”. En Los Sports. Año II. Num 59. 25 de abril de 1924. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

Uno de los clubes más importantes de la época era el Magallanes Football Club, fundado en 1897 en Santiago. Era conocido por su carácter aguerrido y por permitir que sus jugadores participaran en otras selecciones o equipos, algo común en ese entonces. En ese contexto se encontraban los hermanos Arellano: David, Francisco y Alberto. Este último, además, era secretario del club. Los tres habían jugado por la selección de la Escuela Normal, y David y Francisco representaron a Chile en el Campeonato Sudamericano de 1924 en Uruguay, hoy conocido como la Copa América.

Fue precisamente en ese torneo donde David Arellano quedó impactado por la disciplina, estrategia y caballerosidad de equipos como Argentina y Paraguay. Observó cómo los planteles analizaban a sus futuros rivales, asistiendo a sus partidos para elaborar tácticas más efectivas. Aquella experiencia le reveló que el fútbol chileno podía —y debía— aspirar a más.

 

David Arellano no solo era un apasionado del fútbol, también era profesor de enseñanza primaria, egresado de la Escuela Normal, y aplicaba esa misma mirada formativa en el deporte: orden, respeto y aprendizaje.

Sección Hombres de nuestro football. En Los Sports. Año IV. Num 158. 29 de marzo de 1926. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

A su regreso, intentó implementar una serie de cambios en Magallanes: entrenamientos diarios, preparación técnica y, sobre todo, la idea de que los jugadores recibieran un salario. Su propuesta era clara: para mejorar, el jugador debía dedicarse exclusivamente al deporte. Pero sus ideas fueron rechazadas por la dirigencia del club, que lo tildó de rebelde y utópico.

La tensión llegó a su punto máximo el 4 de abril de 1925, en una reunión para elegir nuevo capitán. David y cinco compañeros —entre ellos su hermano Francisco— decidieron abandonar Magallanes. Esa misma noche, se reunieron en el restaurante Quitapenas, donde sellaron una decisión: no volverían al club ni se sumarían a otro. Fundarían el suyo.

A la salida del restaurante se encontraron con cinco excompañeros más, quienes también decidieron sumarse al proyecto. Así nació Colo-Colo.

Nacimiento de una institución

La casa de los Arellano, ubicada en Santiago, fue el primer espacio de reunión del naciente club. Allí, doña Rosario, madre de los hermanos, ofreció su hogar y apoyo incondicional. Otro punto clave fue el Estadio El Llano, en San Miguel, donde se firmó el acta de fundación y se asignaron los primeros roles dirigenciales. Aunque se suele señalar el 4 de abril como la fecha fundacional, los días 12 y 19 de ese mismo mes también fueron claves en la conformación del equipo.

Querían un nombre que fuera fácil de recordar, pero que además representara a Chile. Finalmente eligieron “Colo-Colo”, en homenaje al líder mapuche célebre por su inteligencia y valentía. El uniforme también tuvo una carga simbólica: camiseta blanca (pureza), pantalón negro (seriedad) y calcetas azules, estas últimas elegidas porque uno de los jugadores podía comprarlas a bajo precio en Valparaíso. Las camisetas fueron confeccionadas por doña Rosario junto a amigas costureras.

Gracias a los contactos de sus jugadores, Colo-Colo recibió apoyo de dos tiendas inglesas con sucursales en Santiago y Buenos Aires, que donaron balones y prestaron canchas para entrenamientos.

“Los componentes del Colo-Colo que van a Europa”. En Los Sports. Año IV. Num 200. 07 de enero de 1927. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

Profesionalismo como sello

Desde un principio, el sello de Colo-Colo fue la disciplina. David Arellano redactó los “Siete Mandamientos” del club, centrados en el respeto, el orden y el compromiso. También instauró gestos simbólicos como entregar un ramo de flores al capitán de Magallanes antes del histórico partido que enfrentó a ambos equipos tras el quiebre.

“Noveno Campeonato Sudamericano de Football. Octavo Lance: Argentina contra Chile (31 de octubre de 1926)”. En Los Sports. Año IV. Num 191. 05 de noviembre de 1926. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

Este enfoque marcó diferencia. Durante los primeros encuentros, muchos aún los llamaban “los magallánicos” o “los hijos de”, etiquetas que Arellano rechazaba. Magallanes incluso inició una campaña para desprestigiar al nuevo club, acusándolos de querer lucrar con el deporte. La respuesta fue clara: Colo-Colo buscaba dignificar el fútbol, no comercializarlo.

El 19 de julio de 1925, Colo-Colo enfrentó a Magallanes en un partido que la prensa describió como “áspero y disputado”. Ganaron, pero lo que más destacó fue su actitud: se presentaron impecables, con respeto y orden. David Arellano insistía en que el fútbol debía respetar a los hinchas, porque no pagaban solo para ver goles, sino para presenciar un verdadero espectáculo. La revista Los Sports elogió la superioridad del nuevo equipo, no solo por el resultado, sino por su actitud y juego limpio. Ese día, Colo-Colo se desmarcó definitivamente de su origen.

La gira al sur: crecimiento deportivo y humano

A comienzos de 1926, Colo Colo emprendió una gira por el sur de Chile, enfrentando a equipos de ciudades como Talca, Osorno, Valdivia y Chiloé. El recibimiento fue extraordinario: los estadios se llenaban y muchos viajaban desde localidades cercanas solo para ver al equipo capitalino. Para los clubes locales, más que una competencia, era una oportunidad de aprendizaje.

Durante la gira, los jugadores no solo estrecharon vínculos y compartieron experiencias, también comenzaron a comprender la importancia del entorno: aprendieron que para practicar un fútbol verdaderamente profesional no solo se necesita disciplina, sino también buenas condiciones en las canchas, infraestructura adecuada y preparación ante los distintos climas del país.

Arellano entendía que un buen equipo no se construía solo con talento, sino también con preparación, observación y convivencia. Esta gira por el país no solo permitió comprender eso, sino que también fortaleció al grupo. Esa unión fue clave para dar forma al siguiente gran paso: una gira internacional.

“El Magallanes venció al Colo-Colo”. En Los Sports. Año IV. Num 171. 18 de junio de 1926. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

“El Colo-Colo continúa invicto”. En Los Sports. Año III. Num 147. 10 de enero de 1926. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

Gira internacional y tragedia

“La jira del Colo-Colo”. En Los Sports. Año IV. Num 209. 11 de marzo de 1927. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

En 1927, Colo-Colo se convirtió en el primer equipo chileno en realizar una gira por Europa. Visitaron Cuba, México, Ecuador, Portugal y España. En ese viaje, David Arellano compuso el primer himno del club: “Fuerte, Colo-Colo”, inspirado en el corrido mexicano “La muerte de Pancho Villa”.

 

Pero el viaje también marcó el momento más trágico en la historia del club. El 2 de mayo de 1927, Colo-Colo jugaba en España contra el Real Unión Deportiva. Como era costumbre, el estadio estaba repleto. El equipo local ganaba por dos goles y Colo-Colo empezaba a presionar para descontar, cuando, a pocos minutos del final del primer tiempo, ocurrió lo inesperado.

David Arellano fue a cabecear un balón y, al caer, chocó de costado con la rodilla del jugador español David Hornia. El golpe le dio justo en el abdomen, donde tenía una hernia preexistente. La lesión fue severa y lo dejó tendido en el suelo, sin poder levantarse.

Fue llevado al hotel, donde comprendió que su estado era grave. Se despidió de sus compañeros, nombró como nuevo capitán a Guillermo Saavedra y pasó sus últimas horas junto a sus hermanos, Francisco y Alberto. Murió la madrugada del 3 de mayo, en brazos de Francisco. Sus últimas palabras fueron: “Adiós, mamá”.

• Los Sports. Año V. Num 217. 06 de mayo de 1927. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

“Dolor”. En Los Sports. Año V. Num 218. 13 de mayo de 1927. Empresa Zigzag. Santiago de Chile.

El legado

Tras el velorio en el extranjero, sus hermanos regresaron con la promesa de que los restos de David volverían a Chile. Hoy, Colo-Colo lo recuerda con un listón negro sobre su escudo, símbolo del respeto y cariño eterno hacia su fundador.

Quienes lo conocieron lo describen como un profesor dentro y fuera de la cancha. Nunca corregía en público, y siempre buscaba mantener la calma y el respeto, incluso en los momentos más tensos. Gracias a su visión y liderazgo, Colo-Colo no solo fue llamado “el invencible”, sino que también se convirtió en un referente de disciplina, profesionalismo y pasión por el deporte.

 

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