En abril Casa Museo Eduardo Frei Montalva desea recordar a una de las ilustres visitas del Presidente Frei Montalva durante su presidencia (1964-1970), parte de los grandes personajes de la primera mitad del siglo XX: el General Charles de Gaulle, presidente de Francia y protagonista de relevantes batallas -como las ocurridas en la Primera y Segunda Guerra Mundial-, procesos de independencia -como la descolonización de Argelia- y la creación de importantes acuerdos y coaliciones.
En 1886 el profesor Henri De Gaulle, contrajo matrimonio con Jeanne de Maillot y tuvieron 5 hijos: Xavier, Charles, Marie-Agnès, Jacques y Pierre. Antes de ejercer la enseñanza, el padre de familia había incursionado en una carrera militar que se vio truncada a los 22 años, cuando fue herido en una contienda. Luego se asentó posteriormente en la docencia para conseguir el sustento económico, haciendo clases en Lille (al norte de Francia, cerca de la frontera con Bélgica).
A principios de 1900, los De Gaulle se mudaron a París y Henri aceptó un “cargo de director laico en el colegio jesuita de la Inmaculada Concepción”.[1] Al tiempo, una reforma constitucional provocó la expulsión de la orden jesuita (entre otras) de Francia: comenzaba la separación entre la Iglesia y el Estado. Por este hecho Henri tomó dos decisiones, fundar un colegio particular en la misma ciudad de París y enviar a su hijo Charles a Bélgica para que continuara sus estudios en un colegio jesuita.
El joven Charles había dejado atrás los juegos de soldados con sus hermanos y sus gustos escolares se inclinaban por materias humanistas como filosofía, literatura e historia. Terminó el secundario y volvió a casa con una decisión: entrar a la escuela militar. Como Charles no era un estudiante destacado, su padre lo obligó a prepararse para poder entrar a la Academia Militar de Saint Cyr, asistiendo antes a una preparatoria para fortalecer materias como matemáticas y ciencias.[2]
Al terminar esta preparatoria, De Gaulle tuvo que hacer escuela en el trigésimo tercer Regimiento de infantería que estaba apostado cerca de Lille. Esta etapa como soldado raso, antes de entrar a la academia, era un requisito del Ejército francés, “para aprender a obedecer antes de empezar a mandar”[3]. Después de ese año, entró a la Academia Militar.
Altura, nariz y personalidad, fueron las características que lo hicieron destacar para el resto de sus profesores y pares en la academia. Debido a su 1,92 m de altura, sus apodos fueron El gran espárrago y Doble metro; por su nariz, Cirano, lo que provocaba que De Gaulle subiera a una mesa del comedor de los cadetes y recitara pasajes de este clásico del género dramático. Y a pesar del tono cómico en los actos del futuro general, siempre se le vio en la academia como alguien poco dado a mantener relaciones de amistad.
A pesar de que uno de sus instructores lo calificó como “mediano en todo, salvo en estatura”[4], fue el décimo tercer alumno en el ranking de su promoción de un total de 211. Dicho comentario pudo ser causado por la personalidad del joven Charles que, aunque soldado raso por un año, tuvo desencuentros con sus superiores. “Su hoja de servicios, cuando ya era parte del Ejército, en sus primeros años, está llena de quejas y comentarios que aluden a su suficiencia, su aire condescendiente, su tono de superioridad y la indiferencia por las opiniones ajenas”[5]. De Gaulle tenía materia de líder y razones suficientes para molestar a quien fuese su superior al mando.
En 1912, siendo comisionado a sus 22 años, pidió ser enviado a su antiguo regimiento de infantería como subteniente. De esa época, recuerda a su primer coronel, Henri Pétain[6], de quien aprendió “el significado del don y el arte de estar al mando”. Pétain, después del primer año de servicio de De Gaulle, “anotó en la ficha personal: ‘desde el comienzo ha demostrado ser un oficial de valor que despierta muchas esperanzas para el futuro. Pone todo su empeño en el trabajo de instructor. Ha pronunciado una brillante conferencia sobre las causas del conflicto en la península balcánica”. Luego de eso dio una orden de ascenso como teniente pleno.
Estalló la Gran Guerra, como era llamada por la prensa de esa época, luego de que en junio el archiduque de Austria Francisco Fernando y su esposa fueran asesinados en Sarajevo. Al mes siguiente el Imperio Austro-Húngaro le declaró la guerra a Serbia y comenzaron la invasión.
En agosto, de acuerdo con pactos políticos anteriores, los países comenzaron a agruparse para apoyar a Serbia o Austria-Hungría. Por el lado serbio estaba la Triple Entente: Francia, Gran Bretaña y Rusia, que posteriormente suma a Bélgica -después de que es atacada por Alemania- y a Japón, quien desea tener las colonias alemanas del Pacífico, entre otros. Por el otro está la Triple Alianza, con Alemania, Austria-Hungría e Italia.[7]
Al estallar la guerra, el regimiento de De Gaulle fue enviado a la frontera con Bélgica para defender el territorio del ataque germano (que fue invadido en agosto)[8]. De Gaulle sintió “un latigazo en la pierna” y de pronto se escuchó una ráfaga de balas. Salió herido y estuvo siete meses retirado. Tiempo después volvió a su regimiento bajo el mando de un nuevo comandante, para en marzo de 1915 salir nuevamente herido: un desgarrón de metralleta en la mano izquierda, razón por la que llevó su anillo de matrimonio en la mano derecha por siempre.
Se recuperó y volvió al regimiento en Verdun. La batalla es conocida como una de las que tuvo mayores pérdidas humanas, unas 400 mil bajas.[9] A De Gaulle, que al parecer la vida le tenía otra fortuna, le hicieron prisionero de guerra de los alemanes, tras un enfrentamiento en que lo hirieron en el muslo con una bayoneta y le hicieron estallar una granada cerca de su cara[10]. Intentó escapar unas cinco veces, hasta que finalmente lo enviaron a un campo correccional en Ingolstadt, cerca del Danubio. A pesar de ser prisionero, tanto él como varios de sus compañeros tenían algunos privilegios. Por ejemplo, tenían acceso a la prensa alemana, por lo que De Gaulle mejoró su alemán, se mantuvo al tanto de los avances tecnológicos respecto al armamento y tomó apuntes para aprender las estrategias del enemigo. Finalmente, luego de estar preso unos 32 meses y perderse la mitad de la guerra, retornó a casa con un sinnúmero de apuntes e ideas.
La Gran Guerra finalizó. Hubo ganadores y perdedores. Estos últimos tuvieron que firmar tratados que tensaron las relaciones entre naciones. A ese escenario, sumarle que cada país participante de la guerra entró en proceso de sanación y de retomar el norte de sus políticas públicas.
En abril de 1919 el general Joseph Haller llegó a Francia y reclutó voluntarios para la lucha que sostenía Polonia con los bolcheviques. De Gaulle, respondiendo a una antigua amistad entre ambas naciones, iba camino a Varsovia a mediados de ese año y permaneció allí 18 meses.[11] Casi al finalizar la batalla contra el Ejército Rojo, De Gaulle se encontraba de permiso en París. En el tiempo que estuvo en la capital conoció a la joven Ivonne Vendroux, pero no de manera casual: los padres de ambos lograron este cometido por medio de una casamentera. Así, contrajeron matrimonio en Calais en abril de 1921.
Al año siguiente De Gaulle tomó otra decisión para su carrera: entrar a la Escuela Superior de Guerra francesa. Fue parte de una clase de 206 oficiales que provenían de 14 países. Nuevamente tuvo discrepancias con sus superiores sobre cómo afrontar la guerra, lo que llevó a que estos tuviesen opiniones positivas en cuanto a su intelecto y a la confianza en sí mismo, pero negativas por su falta de modestia y al momento de escuchar otros puntos de vista.
Este problema tuvo un punto álgido en 1924, durante los últimos ejercicios que le otorgarían su nota final. El profesor titular de táctica general, Coronel Moyrand, le dio el cargo de comandante de un ejército enemigo, ejercicio ganado por De Gaulle.
Irritado por los aires de superioridad del soldado, el Coronel decidió interrogarlo en tono sarcástico respecto al lugar en que estaban los servicios de abastecimiento, por lo que De Gaulle pidió al capitán Chateauvieux, que había actuado como su jefe de personal, que contestara la pregunta. Ante la insistencia de Moyrand, De Gaulle respondió: “Mi coronel, usted me confió las responsabilidades del mando de un cuerpo de ejército. Si tuviera que asumir también las de mis subordinados, no tendría la mente libre para cumplir satisfactoriamente con mi deber”[12]. Al final del curso, sus instructores querían aprobarlo con la nota mínima, lo que impediría pudiese aspirar a cargos más altos. Ante el peligro, llegó su antiguo Coronel Pètain al rescate, que procuró mejorar sus calificaciones y ascender en su carrera militar.
En 1925, Pètain lo contacta para escribir sobre la historia de las armas francesas. El objetivo del texto era lograr que el Ejército hiciese los cambios que el coronel consideraba necesarios para desarrollar una armada sólida.
En 1927 De Gaulle volvió a la Escuela de Guerra como conferencista gracias a Pètain y a su intervención para que la calificación de su protegido fuese la que se consideraba merecía: sobresaliente. Continuó trabajando junto a Pètain, realizando artículos y textos de su autoría. También ascendió en rango e ingresó al Centro de Altos Estudios Militares, a finales de 1936. Un año después fue enviado al regimiento de tanques como comandante de la 507º. Ya en esa época se sentía la llegada de un nuevo enfrentamiento entre las naciones.
El ataque de Alemania a Polonia fue sorpresivo a pesar de los resquemores que dejó el Tratado de Versalles y de la efervescencia política vivida en varios países de Europa; se esperaba que después de las pérdidas de la Primera Guerra Mundial que ningún país decidiese tomar las armas nuevamente. Pero el primero de septiembre de 1939 evidenció que Alemania llevaba tiempo preparándose para recuperar su lugar en el mapa mundial. El mismo día del ataque, tanto Francia como Gran Bretaña ordenaron la movilización de sus tropas para apoyar a Polonia, aunque esta alianza no causó mayor preocupación para Alemania: Gran Bretaña hizo un trabajo dirigido a la propaganda y Francia no estaba preparada para una guerra moderna. El avance del ejército alemán comenzó a volverse imparable.
En esta guerra el papel de Charles De Gaulle fue mucho más protagónico, no solo por alcanzar un alto rango militar y ser reconocido a nivel político en su país, sino también porque fue la voz de la Resistencia, de la Francia Libre, mientras el territorio era ocupado por los nazis.
A medida que la Segunda Gran Guerra avanzaba, Alemania fue ganando territorio y aliados, mientras que los ejércitos de sus países enemigos iban perdiendo tropas. Así, en 1940, luego de que el gobierno francés declarara la capital francesa como ciudad abierta “el Decimoctavo Ejército alemán, al mando del general Georg von Küchler, tomó París sin abrir fuego”[13]. Bajo este contexto los franceses formaron dos bandos: quienes deseaban proteger el territorio físico y a la población a toda costa y quienes no bajarían los brazos frente a la dominación alemana-nazi.
Los primeros, respaldando al nuevo jefe de Estado Henri Pètain y en busca de proteger París, firmaron un armisticio con Alemania mientras el ejército nazi desfilaba por la avenida de los Campos Elíseos. Los segundos, en busca de ver a Francia y a Europa libre de la dominación alemana, crearon la Resistencia. Muchos de ellos en el extranjero, tenían como cara visible a Charles De Gaulle, quien declaró por radio que “¡Francia ha perdido una batalla, pero Francia no ha perdido la guerra!”.
Mientras Alemania seguía su ofensiva y países de otros continentes, como Estados Unidos y Japón, se sumaban a la guerra, las naciones opositoras al régimen nazi comenzaron a reunirse para decidir qué hacer. Desde Londres, De Gaulle comenzó sus reuniones con representantes como Stalin[14], Churchill y Roosevelt. En distintas conferencias fue posicionando no solo su propio lugar en la historia, sino también el lugar de Francia. Una de las medidas que fue punto de discusión era cuándo comenzar la liberación del país galo, que recién en 1944 se decidió emprender luego del encuentro de los Tres Grandes (Unión Soviética, Gran Bretaña y Estados Unidos).
La liberación de Francia ocurrió en agosto de ese año. Las tropas de los aliados, desfilaron bajo el Arco de Triunfo de París y Charles de Gaulle recorría los Campos Elíseos. Ya se sentían las buenas noticias respecto al giro que tomaría la Segunda Guerra. Sin embargo, los ciudadanos entraron en una vorágine de ataques civiles, ya que la “población liberada” comenzó a vengarse contra quienes habían colaborado ante la Alemania nazi[15].
Luego de los últimos intentos de Alemania antes de ser derrotada, en mayo de 1945, después de una serie de ataques el régimen nazi se rindió, dejando una gran marca en todas las naciones que se vieron involucradas en el conflicto.
Así como la Primera, esta guerra provocó grandes cambios. Las mujeres pasaban a tener protagonismo en el mundo laboral, mientras que las fronteras fueron modificadas y las ideas de imperios y colonias europeas también sufrieron transformaciones.
De Gaulle, así como varias personas de la época, fue observador y experimentador de los cambios sociales de la mitad del siglo XX. Pasó por dos guerras mundiales muy distintas entre sí: mientras que en 1914 aún existía la lógica de la guerra antigua, de frentes y caballerías, dentro de la misma comenzaron a instalarse los cambios tecnológicos del armamento. En tanto, la Segunda Guerra Mundial fue escenario para la creación del armamento nuclear, que jugó un rol clave en la derrota de Alemania y sus aliados[16].
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, De Gaulle volvió a París para levantar a Francia como Jefe de gobierno provisional por unos meses, para pronto dejar su cargo retirarse de la vida política de manera definitiva. Así, su vida familiar volvió a ser como antes de las guerras: conviviendo con sus hijos, ahora adultos, y sus nietos, haciendo una modesta vida familiar de gustos sencillos[17].
Durante el alejamiento de De Gaulle de la vida política, Francia siguió su camino restaurando la República. En los doce años en los que De Gaulle no estuvo en los cargos más altos de la gobernatura francesa, pasaron veinticuatro mandatos distintos, pero de vez en cuando reaparecía el famoso militar para apoyar algún tema particular, como por ejemplo una nueva Constitución. De esta manera, declaró que “solo un sistema basado en un jefe de Estado fuerte podía Francia lograr estabilidad, encarar problemas (…) incluso evitar la amenaza de una dictadura”[18].
Después de dos intentos de Constitución y de un plebiscito en octubre de 1946, se formó la Cuarta República, algo que no evitó problemas que surgirían a futuro, como las colonias asiáticas y problemas económicos del propio país, acrecentados por el invierno.
En abril 1947 Charles De Gaulle intentó conformar un movimiento político propio, el cual no prosperó en un principio, pero que para las elecciones municipales de octubre de 1947, logró más de la mitad de los escaños. De esta manera, hizo un entusiasta llamado al gobierno de turno afirmando que lo mejor sería disolver la Asamblea y convocar a elecciones generales. Sin embargo, lo único que consiguió fue que el oficialismo se sintiera amenazado y el resto de los partidos políticos franceses estuviesen alerta para evitar que De Gaulle llegara al poder[19].
En las siguientes elecciones municipales de 1949, el partido de De Gaulle no tuvo mayor incidencia en el gobierno, pero sí funcionó como una especie de pauta para sondear el apoyo de la ciudadanía. Durante el periodo, una de las grandes preocupaciones de De Gaulle fue el surgimiento de la Guerra Fría y como esta podía poner en el escenario y de manera definitiva el poder de Estados Unidos sobre el resto de los países desarrollados.
Para 1951, viviendo Francia nuevamente sus elecciones de Asamblea Nacional, la fortuna de Charles de Gaulle era de dulce y agraz: su partido perdía fuerza, pero con todo, lograba quedarse con 121 puestos de la Asamblea, convirtiéndose en el grupo con mayor presencia. De Gaulle tenía la convicción de una Quinta República que debía formarse, pero seguía sin ser escuchado. Pasó esos años entre algunas entrevistas, su vida familiar y en la creación de Memorias de guerra, una de sus obras literarias.
Durante este “silencio político”, la colonia francesa en Argelia presentó problemas para la estabilidad del imperio. El tema más grave era que la mayoría de la población carecía de derechos franceses[20] y aunque la solución visible era la plena integración, la idea siempre terminaba siendo rechazada, ya que significaba entregar plena ciudadanía francesa a los musulmanes[21]. En abril de 1958 este tema causó tal estrago que llevó a que se buscara un nuevo primer ministro para Francia y las opciones fueron cerrándose a dos: De Gaulle, con los antiguos militares en contra debido a su fama de sujeto difícil, o llanamente “deponer la Asamblea Nacional e instalar un gobierno de seguridad pública”, o sea, una dictadura militar[22].
Una vez más, haciendo uso de la confianza en sí mismo, De Gaulle se negó a presentarse ante la Asamblea, sin embargo, propone una votación de envestidura, así si votan por él aceptaría el cargo.
Pasaron dos semanas entre la sublevación de Argelia, la posibilidad de una guerra civil francesa o un golpe militar, volviendo insostenible la situación. De Gaulle terminaría aceptando el cargo, eso sí, con algunas condiciones que consideró necesarias para que Francia saliese airosa de la posible debacle que estaba por experimentar: plenos poderes por un tiempo definido y la redacción de una nueva constitución para una Quinta República, la que sería votada por un plebiscito nacional.
Durante su gobierno se logró la separación de varios territorios coloniales, pero que de cierta forma siguieron atados al Tesoro francés a través de la asistencia económica, prioridades comerciales y lazos monetarios. ¿Cómo se propuso esto a los pueblos anexados? Votando a favor en el referendo constitucional que formaría la Quinta República, para permanecer dentro de una nueva comunidad francesa o, en cambio, rechazando la constitución y votando por la independencia. Aún así, en un momento u otro, las colonias que decidieron seguir francesas lograron en el futuro transformarse en un gobierno autónomo[23].
La mencionada Quinta República tenía como fin ser gobernada por un presidente con supremos poderes, quien también podría elegir y despedir ministros, sería responsable de la política exterior y tendría control de las Fuerzas Armadas. La Asamblea Nacional cumpliría un rol legislativo, redactando leyes. El único cambio que permitió De Gaulle a su nueva constitución fue la elección del presidente por medio de un gran consejo de electores compuesto por parlamentarios, alcaldes y consejeros municipales. Sin embargo esto fue cambiado en 1962, en un plebiscito que decidió que el presidente se elegiría por sufragio universal.
El trabajo más difícil de De Gaulle en este periodo fue lograr una relación de paz entre Francia y Argelia. Después de intentos por parte de algunos militares para que esta última no dejase de ser colonia, en junio de 1962 los argelinos votaron a favor de la independencia.
Pero lo que De Gaulle siempre tuvo como objetivo, más allá de todos los problemas que le supuso esa excesiva confianza en sí mismo y sus capacidades, fue reposicionar a su nación en el lugar que alguna vez había ostentado en la historia del mundo, el lugar que el general Charles de Gaulle siempre supo que Francia tenía.
[1] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[2] Ibid.
[3] Ibid
[4] Ibid
[5] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[6] Henri Petain, considerado uno de los héroes de la Primera Guerra Mundial. Personaje importante, tanto en lo militar como político en Francia. En 1940, fue quien firmó el armisticio con Alemania, permitiéndole la entrada a París, sin oponer resistencia. En esta parte de la historia, fue contraparte de De Gaulle, ya que en ese tiempo, el general fue la voz de la Resistencia francesa.
[7] Al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Italia se declaró neutral, pero luego, en 1915, le declaró la guerra al Imperio Austro-Húngaro y pasó a ser parte de la Triple Entente.
[8] Historia ilustrada de la Primera Guerra Mundial. Ediciones Susaeta. Madrid. 2003.
[9] La Segunda Guerra Mundial. Antony Beevor. Ediciones Pasado y Presente. 2012. Barcelona.
[10] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[11] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[12] Ibid.
[13] Atlas visual, Segunda Guerra Mundial. Rolf Fischer. NGV. 2011
[14] Después de que Alemania logra ganar territorio y conquistar flancos decide atacar a su aliada, la Unión Soviética. Por lo que en algún momento Stalin pasa al grupo de los enemigos de Alemania.
[15] Atlas visual Segunda Guerra Mundial. Rolf Fischer. NGV. 2011
[16] Francia. Ministerio de Relaciones Exteriores. París. 1999
[17] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[18] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
[19] Ibid.
[20] Ibid.
[21] Ibid.
[22] Ibid.
[23] Cook, Don. Charles de Gaulle. Ediciones B. Buenos Aires, Argentina. 2006.
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